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29 noviembre 2021

20-Pompa de agua y reloj de arena.

 


Soneto al áureo instante.

El reloj de arena que mide el tiempo
no es tal que dure y sea permanente.
Es agua en sincronía con la mente
y que un instante dura si no hay viento.

Parecen dos embudos frente a frente
que buscan mano a mano el equilibrio,
milagro transparente como un lirio
la proporción de oro en sí latente.

Dura un eterno instante este delirio,
un niño arrodillado y un barreño
con agua transformada en un colirio

que conforma un párpado sin sueño
creciendo suavemente en equilibrio
e hipnotizado queda en este empeño.

También está sin respirar temiendo
quedar sin el reloj que mida el tiempo.

© GatoFénix 




28 noviembre 2021

19-Del silencio indefinido vienen las palabras.

 



Publica© GatoFénix - Del silencio indefinido viene las palabras
GatoFenix


Mi escritura parte del callar.
Un silencio impuesto indefinido.
borbotones de cosas hechas palabras
que vienen galopando con las olas;
Es el ritmo dactílico sobre la ensenada
que dibuja tristezas profundas a golpe de olas
que afilan sus flecos de luna en la arena
candente sedienta, brillante y silente.

Sólo me queda el resuello de aquello tras el jadeo,
perlada la frente y sin vista,
lejos de mi, como con nadie,
por un momento olvidando,
que el amor es amnesia e impotencia.
Como montando un caballo de humo
un jinete seco, hueco y vacío
penetrando la noche, negro y fucsia,
hacia un lugar que ni te han dicho que existe
y vas.
Como una flama informe enamorada
como un rescoldo en la chimenea
donde asamos un sabroso boniato,
bañados en el vapor dulce y aromático que exhala
al abrirlo.

Hace poco he visto amigos que salen como del agujero del tiempo
con la misma alma que siempre y con el cuerpo
erosionado por los años de lucha sin cuartel
contra la enfermedad, la subsistencia o la soledad.
Jugando en la lotería su salud, su dinero y el amor.
La lucha les ha quitado parte de los ojos,
o de sus oídos, o la velocidad de sus dedos
tocando la guitarra.
...Y nos miramos en silencio más que nada,
porque el sentimiento llena el aire que nos separa
y nada hay que decir.
Nos callamos.
Nos emplazamos.
Miramos en la misma dirección
y viviendo lejos
nunca nos sentimos tan juntos.

Somos: buenos pintores, escritores, mecánicos...
expertos en cosas que parece van a desaparecer.

Nunca fuimos más allá que honestos,
y no tuvimos, que yo recuerde, orgullo por nada,
sino íntimamente, después de un logro personal tan tonto
como dejar de fumar o tan importante como terminar
algo creado de la nada con la sola herramienta de la inteligencia
la dedicación y el oficio.
Que entonces sí que nos deteníamos un momento,
y respirando profundamente,
perdíamos la mirada y sonreíamos a la nada.
Ah...y nos frotábamos mecánicamente las manos.

La gente sencilla somos harto complicadas;
no así, las personas influyentes y eso,
que son simples y adivinables en su razón de ser,
como decimos entre nosotros: "como el mecanismo de un chupete".
Jajaja...Y no va con segundas.

© GatoFénix cosa escrita en 2009




18-Somos hasta el desengaño: La posverdad.

 

@ GatoFénix - Somos hasta el desengaño: La posverdad
GatoFenix
Miembro


 
Ahora sé qué es.
Andas buscando respuestas,
sin saber que no quieres encontrar nada,
o buscas sin saber qué buscas mientras vives.
Mientras vives, digo:
No hay tiempo para andar buscando
cuando te envuelve un torbellino de cosas,
de personas, de trabajos, de risas y besos.
No.
No hay tiempo para buscar, y por eso,
algún día, de improviso llega.

Somos, hasta el desengaño.

Por lo que me parece, en este momento,
la vida es esa montonera de cosas,
esa escasez de personas,
esa rutina de tareas y esa soledad
teñida de electrónica, nuevas tecnologías,
achaques y dolores, donde el recuerdo y la memoria,
hasta tienen que reconstruirse al dictado
de los nuevos tiempos que te atropellan.
Donde te exigen silencio, y los pensamientos
se toleran, mientras no se digan, porque
ya saben lo que piensas y no es bien recibida
ni siquiera una justificación.

Parece que todo fuera un espejismo.
Pero era tan real que no puedo culparme
de estupidez.
El desengaño de aquello que creíste cierto
es muy triste y muy difícil de asimilar,
porque es el primer motivo de incomunicación.

La limpieza de comunicación del amor desaparece.
Dinamitado el canal, Dios sabe por qué,
el mensaje nunca llega al receptor, porque
el camino del miedo, o del odio, o el de los fantasmas
que aparecen y que se creen con derecho a decidir:
qué es, y qué dice, y con qué intención se dice.
Y claro, con tanto ruido es imposible.

Este camino angosto es perverso porque
la claridad se transforma en confusión.
Nada hay peor que la confusión, de ahí,
que éste sea el objeto de la mentira
y su triunfo.
Somos así.

Eso, hasta el desengaño.
Y pudiera ser esto consecuencia de lo que ahora llaman:
la posverdad.

© GatoFénix







27 noviembre 2021

17- Cuando la ventolera nos arremolina.


 Cuando la ventolera nos arremolina como hoy
lo único bueno que encontramos es 
que las hojas caídas de los árboles se convierten en mariposas.
Hacen todo tipo de cabriolas a ras de suelo y a media altura,
para volver, hechas un ovillo de colores dorados, 
en un rescoldo de una puerta.
Nosotros, a nuestra vez,
vamos caminando despacio, luchando con la ventisca,
y hasta una gorra de paño en la cabeza, de la que echamos en falta
unas orejeras, nos hemos calzado, porque se nos hielan las ideas.
Pensamos en el tiempo cambiante estacional y miramos el cielo
en el que viajan unas nubes de blanco brillante en un azul escandaloso,
que sobrepasamos con la mirada,
y nos vemos desde ahí,
enormemente pequeños.
Hace falta situarnos en nuestro corazón y alejarnos de la mente
porque ella nos separa de lo Real en aras de crearnos una Realidad
que podamos comprender, abarcar y ponerle palabras para contarlas
o incluso para poderlas pensar con nuestra cabeza de chorlito
que en este campo no da para más.
Llegados al corazón, que ya es un avance, todo lo anterior,
queda en agua de borrajas y nos sumergimos en un mundo 
parecido al de unos pajaritos gordezuelos, gorriones canaleros,
que picotean algunas cosas en el suelo todos,
 hermanados como una peña, incomprensiblemente encantadores
y con una simpatía que nos hace esbozar una sonrisa.
Todo esto en un pequeño paseo zarandeado por algo invisible
 pero contundente que nos impide llevar la linea recta en los pasos.
a casi un metro se levantan el vuelo de los gorriones como una pandilla
de jóvenes que ni piensan donde van pero siempre llegan a algún sitio.
Al cabo de unas horas todo amaina. 
Todo lo que hay es lo mismo, pero diferente.
¡Hay que ver cómo cambia un vendaval las cosas¡
Esto nos ayuda a comprender que lo de dentro, es igual que lo de fuera.
Y que hay cosas que parece que cambian totalmente y...
luego era un vendaval.
Una ventolera.

© GatoFénix








 


16-Sobre la cosa de escribir.

 Para que se establezca una comunicación exitosa ha de haber 
un sentimiento de afecto, en el nivel que sea,
en el Emisor y en el Receptor.
Si escribo, es como una necesidad de hablar conmigo,
sobre diferentes asuntos o cosas, y
pintar de alguna manera
lo que veo, 
lo que siento; 
lo que pienso de lo que veo o de lo que siento...
como si tuviera la obligación de hacerlo.
Con el conocimiento, 
de que es un mensaje en una botella;
de alguien que el mar lo siente enorme, 
pero a la vez es
el mar mismo
 - porque dentro de uno yo es que me pierdo -
Y cuando escribo para mi, sin alguna esperanza de nada,
resulta que,
 alguien va y lo lee...
se queda callado unos instantes...
respira hondo, espira despacio, como si expirara;
levanta la vista y sin ver a nadie fuera; se ve en sus propias entrañas...
y piensa, a veces hasta en voz alta: 
"¡Coño! Otro hermano".
Y casi se sonríe porque en ese momento
se da cuenta que no está loco, aunque el mundo es un disparate
que no entra en cabeza de casi nadie y por eso..
anda con doctrinas, de toda calaña y, 
hasta lo que llaman "ciencia",
es una patraña llena de trileros.
Pero ellos no escriben.
Ellos, los otros,
 tienen Consejeros....
Y nosotros a remar y con barbijo.

© GatoFénix




24 noviembre 2021

15-Una pequeña charla que me encantó

https://youtu.be/KF9brvuSwuA




Lo he visto varias veces y me da una gran paz sus vivencias. Un Ser de Luz como si fuera un ángel que anda experimentando y contando cosas para nosotros. Ella es Ananda (y yo recuerdo que Ananda Kanda es un centro de energía cerca de nuestro corazón). 





22 noviembre 2021

14-Sabemos que somos como hojas


 

 


¡Culebrillas, pesacantos, habichuelas y garbanzos! – diría mi papá (RIP)

esta tarde de noviembre 22/11/2021…

Hay tormenta con rayos y centellas en el cielo, sin demasiado estruendo.

Parece que el tiempo está ruidoso como en muchas épocas del año,

propias de las transiciones, y ahora estamos en el portal de salida que

nos llevará a la estación del invierno en nuestro hemisferio Norte.

 

Luego, al rato: “Fuese y no hubo nada”…

Quedó el llanto como de un Adagio hermoso de Albinoni.

Nos deja enotoñados, pisando una alfombra de hoyas color de Sol y sin cielo azul.

Creemos que tras ese gris de plomo hay zafiro radiante, sin pensarlo.

Este otoño caen las hojas nuevamente como si fuera la primera vez.

Con el mismo estilo: Esa desidia con la que se desprenden de la rama del árbol,

como si se les resbalara la cuerda de los dedos, inexistentes,  de su mano, y

quedan en el suelo sueltas, sin acomodo fijo, a veces, como gatos que buscan acurrucarse

para ir a dormir.

Se les ve satisfechas por su labor.

Felices y como deseosas de descanso.

Tan sabias que no se preguntan nada porque saben que

Sin nada que saber, viven el ciclo de la vida con dulzura.

Saben, eso sí, que hay mucho amor en la vida

en cada una de sus manifestaciones,

porque todo es una rueda infinita como la noria de cangilones

que hacía aforar el agua de un pozo con brocal para llenar la alberca

que por las regueras llevaba el agua a cada rincón de la huerta.

Un trocito de infancia en esos veranos de mucho antes

de toda esta peligrosa deshumanización

que nos asola…y sabemos:

que somos como las hojas.

Y, casi siempre, sin su sagrada sabiduría…

Porque a nosotros se nos caen algunas lágrimas

Según somos conscientes de nuestro otoño.

 


Están las hojas pegadas  al suelo como si fueran estampas de un álbum de entonces.

Ese entonces, que ya no existe, ni volverá nunca, excepto que no se haya ido

y "entonces" permanezca en el presente continuo del no-tiempo en el que transcurrimos.

Como el agua sacada de la noria y que se vierte en las acequias; penetra en la tierra y...

vuelve al pozo, o se convierte en frutos o madera y otra parte, 

viaja al cielo a llenar nubes con su algodón viajero...que,

en cualquier descuido se vuelve un chaparrón enorme o un galayo* o un aguacero,

vaya usted a saber, hasta por efectos del frio, se convierte en nieve o en granizo y

termina por  los suelos como ahora las hojas haciéndonos que cantemos por navidad;

o en las montañas como un manto brillante que nos abrasa los ojos y nos hiela los pies.

De todo esto, hay gente que ha escrito mucho y con mucho tino, llenando las páginas

de muchos cuentos infantiles con ilustraciones propias o de otros estilos novelescos

creando ambientes propios para el misterio y el susto.

Realmente somos agua más que nada, mientras nos tenemos en pie.

© GatoFénix


* Galayo: Véase https://diccionariomonigon.bolgspot.com



13 noviembre 2021

13-En el fondo mismo de la soledad: el útero primigenio.


Creo que sentado como "un buda"
vacío de lágrimas y lleno de tristeza
me encuentro.
Me encuentro a mi mismo.
No hay más seres a mi alrededor
que mis sagrados ángeles de los que siento
su amor y su abrazo.
No cesan las lágrimas porque son 
como un río de montaña en el deshielo.
Pero son cálidas como si fuera magma
de un volcán que se derrama por sus laderas
desde no muy alto.
con la boca abierta respiro y suspiro
como a borbotones, porque de mi nariz
pende un hilo transparente.. 
como la baba de un bebé en plena dentición... 
así como si fuese una anestesia natural.

el abismo de la soledad me parece el centro de la Tierra.
Es, como nuestro receptáculo natural donde nos gestamos.
Un útero materno 
donde somos infinitamente pequeños y
a la vez infinitos e intemporales.
Todo a nuestro alrededor lo reconocemos: enorme,
oscuro, cálido y acogedor...
como la misma muerte.
No tengo papel ni pluma, por eso he ido a por
mi inseparable estilográfica Parker, blanca.
La adquirí en un vuelo a Londres en la British,
que venía en su cajita junto a un boli, 
que me guindó una caradura.

Con esta misma pluma dibujé las ilustraciones de mi cuento: 
Arco Iris Pipol.
todo de un tirón y sin previo dibujo a lápiz: Sin una tachadura.
Esto sucedía en la primavera de 1995 cuando empezó
un camino que parecía infinito, y que hace unos cinco años
que llegó a su fin, aunque, sacando fuerzas de flaquezas, 
mirando para otro lado; y, autoengañándome 
he podido sobrevivir, que no vivir plenamente hasta
un accidente en mi moto, del que recuerdo que, subido en ella,
sin ver nada a causa del diluvio que caía cerca de Alicante,
ya, llegando a la Concentración, empapado...después de tres horas
bajo la lluvia, con la imagen de mi mujer y de mi hija
sentadas en el sofá, que ni se levantaron para darme un abrazo
de despedida, ni un: "Que tengas buen viaje" (sin admiraciones)
Y...ya iba muerto sobre la moto.
Recé a los ángeles, porque sabía que aquello no era "natural",
que me llovía mucha "mierda energética": como un velo de plomo.
Recé a San Benito...y en unos segundos, estando en ello,
dejé de sentir mi cuerpo y... desperté cuando fuere que
llegó una ambulancia a la que avisó el conductor del coche 
que adelanté y que era un médico.
Si no, todavía estaría mi cuerpo, por allí, echando una larga siesta.
Me estaban desnudando y vi la luz del techo de la ambulancia 
y respondí a quien me preguntó, lo cual noté que les extraño bastante.
No tuve ningún dolor en el cuerpo y también aprendí
que el alma no duele porque está en otra dimensión.
Como yo ahora, que una vez escrito esto, en este noviembre...
junto a la cama de mis padres, donde hace muchos años
di una Sesión de Reiki a mi mamá, porque yacía en ella
más de una semana, sin querer levantarse.
Al poco de haber recibido la Sesión, se levantó y comió algo.
Luego vimos cómo poco a poco,
olvidó todo, y a todos,...y así hasta su muerte
que sucedió años después, también, 
lejos de esta que era su casa.

A 13 del 11 de 2021 y consciente de que todo es para bien

© GatoFénix


 

12 noviembre 2021

12-¡Arriad el foque!

 

¡Arriad el foque!


Es parte del aparejo con el que cuenta el barco.
"¡Arriad el foque!, ordena el capitán. ¡Arriad el foque!, repite el segundo. ¡Orzad el estribor!, grita el capitán. ¡Orzad a estribor!, repite el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!, grita el capitán. ¡El bauprés!, repite el segundo. ¡Abatid el palo de mesana!, grita el capitán. ¡El palo de mesana! ,repite el segundo. Entretanto la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, desconcertados. Si no encontramos pronto un diccionario, nos vamos a pique sin remedio."
Ana María Shúa: escritora argentina n. en Buenos Aires, en 1951. Entre sus méritos hay que
destacar su sentido del humor.

11 noviembre 2021

11-11:11 a las 12:12

Que está puerta que se abre sea para bien.

A mí, como GatoFénix que soy, me vendría bien
 aunque fuera una gatera.
Para los demás, deseo que sea magnífica.
Una puerta enorme por la que, al cruzarla,
Os llevará a otra verdadera dimensión.
Tan perfecta, que os hiciera sentir distintos y a la vez, 
los mismos de siempre, pero más livianos y luminosos.

Una puerta ésta, que nos revelará quienes somos realmente, 
al margen de la mente, 
lejos del ego y demás padres de,
 "el miedo", nuestro mayor enemigo,
 porque nos manipula y nos aleja de La Verdad con mayúsculas 
y nos hace vivir constantemente en una rueda de hámster,
o colgantes de un enorme globo de helio o,
mucho peor, en Las casa colgadas de Cuenca,
hundidos en el desamor de nuestra infancia, viviendo, 
una y otra vez, el cuento de la Cenicienta sin anestesia y 
sin saber bailar, que eso es clave en esta vida.

Un día éste, que me he levantado como con una pegatina liviana e invisible pegada a la frente, 
sin saber qué es, ni qué me va a regalar en esta soledad conmigo mismo;
 más cerca de lo intangible que de la manzana que voy a tomar a las 12:12 horas de hoy 11:11
Me detengo un poco para enviaros estas palabras del alma.


© GatoFénix


Bonito en demasía, pero...antes fue la palabra.



10 noviembre 2021

10 - El "mechinal": nacer a la hominidad consciente. Zafrilla- 1-2

 

Así de "grande" era entonces 1953
Y ese tiempo es el que reflejo en este escrito.


EL *MICHINAL-1
Entre los tesoros de mi infancia
me quedo con la memoria y tengo,
guardada en ella,
historias vividas o contadas que,
con el tiempo,
no se distinguen las unas de las otras,
gracias a Dios, a veces, porque así
todo parece de cuento.
Mi infancia fue muy rica,
dentro de la pobreza material,
y una vez nacido en Cuenca,
como ya sabéis, por otro relato anterior,
mis primeros años,
y desde que empecé a tener conciencia,
transcurrieron a unos ochenta kilómetros de la capital
yendo para Teruel.
Todo pinares y espliego,
resina y miel blanca de romero y oscura, de encina.
El nombre es lo de menos y también  me permitirá
mayor libertad y despertará la curiosidad
por descubrir el lugar, que es tan real
como lo podamos ser nosotros.
Hace unos días estuve allí.
Quería ver, lo que tenía en la memoria,
con los ojos de la cara.
Fue un bonito encuentro, aunque
con casi todas las ausencias humanas
y materiales propias del paso de los años:
amigos fallecidos, el olmo de la plaza,
el remozado y nueva función de la que fuera
mi primer hogar.
Hubo un tiempo en el que yo no estaba
y lo que sé es por lo que he podido oír.
Luego nací y cuando tenía diecinueve meses,
nació mi primer hermano, tantas veces
me han repetido lo que nos llevamos,
que, como para olvidarlo.
No es que pueda contarlo todo,
de corrido, desde entonces,
pero desde el fatídico día en que nació,
incluso varios meses antes, cuando mi madre
supo que estaba embarazada,
llegó un primer trauma al cambiarme
la teta, por la tetina y
la leche de mi madre; por
el maldito Pelargón.
Todavía recuerdo el olor agrio,
aunque pueda parecer mentira.
Bueno, pues un día lo dejó mi madre a mi cargo.
Él gateaba entonces y yo
no habría cumplido los dos años.
Los detalles de cómo cayó rodando por las escaleras,
mentiría si digo que los recuerdo.
Los hechos, las voces que me dieron, los azotes
y el ejemplar castigo, lo recuerdo
como si fuera hoy mismo, esta mañana.
Después de recoger a mi hermano en el escalón que estuviera,
que puede que llegara al rellano; yo qué sé.
Lo puso en el moisés, que era como un cesto de mimbre,
Mi madre o lo que quedaba de ella,
sofocada y colorada; fuera de si,
me gritó con palabras que todavía
no tenía en mi vocabulario y
después de zarandearme, que casi me descuaderna,
me dio unos azotes que me dolieron
hasta en la nunca.
Tal es así, que en este momento
me empieza a resudar la frente
y eso que han pasado, cincuenta y siete años
y tres meses.
empero no fue todo. No.
No era suficiente dar por hecho
que había sido un acto premeditado y
con intenciones criminales,
incluso llegué a odiarme durante años porque
con ese síndrome de Estocolmo tan temprano,
lo asumí todo a pie juntillas. De hecho,
no creo que me habría ido peor
de haber muerto mi hermano,
como consecuencia de la caída, si exceptuamos,
la pena capital, que estaba en España
todavía vigente en el cincuenta y tres. (sigue)
El delito debía tener, además, un castigo ejemplar,
aunque por mi parte ya había quedado todo claro
y no creí que hubiera más
¡Pues lo hubo!
Me cogió en volandas, como una posesa,
la recuerdo con falda de paño pardillo
y con finos cuadros blancos al bies, a modo de rombos
y una camisa camisera, de mangas largas y hombros de farol,
botones forrados tipo guisante aplastado,
abrochados hasta el cuello, de solapa redondeada.
Todo eso vi en los dieciocho escalones del tramo de escalera que bajaba a la calle. Pero
no íbamos a la calle.
Giró a la derecha y
abrió la puerta del *michinal,
donde se guardaban las patatas tardías para el año,
y allí me sentó sin cuidado alguno, sobre las mismas
y cerró la puerta, como si nunca más se fuera a poder abrir.
Las patatas por aquella época del año tenían "los hijos" 
ya para ir a la mili,
tan crecidos que algunos parecían un ejercito de espárragos,
en posición de rindan armas, hacia la celosía de la puerta,
que estaba en su parte superior y era
la única luz mortecina que nos difuminaba.
Yo estaba llorando desconsoladamente, esto textual,
pero en silencio.
Sólo grité en los azotazos, después
sólo lloraba a lágrima viva.
Con los ojos anegados y la penumbra reinante
experimenté la cámara oscura y cómo algunas imágenes borrosas
aparecían invertidas en la pared de la derecha
justo en el pequeño recuadro luminoso donde incidía la luz
que entraba por la celosía.
Lloraba amargamente y con las manos
llenas de la tierra de las patatas,
no me atrevía a enjugar la lágrimas con mis dedos
y sólo alcanzaba a quitármela junto con los copiosos mocos,
con la manga derecha y con el dorso de la mano izquierda.
El tiempo pasaba húmedo y terroso,
no es como cuando llueve y huele a tierra mojada,
era como cuando hacías un hoyo con las mano
y te olías las uñas.
De la desesperación y el llanto
fui pasando al sollozo,
a la lágrima silenciosa y caliente
hasta llegar a la tristeza.
Una tristeza que nunca sabré contar
y por ello desisto de intentarlo.
Era una tristeza no exenta de rabia y de impotencia
pero en aquella penumbra se me trajo la simiente de la sabiduría,
una carga muy pesada a cualquier edad, aunque yo, poco a poco,
la fui apreciando como un valioso don.
"No tengo a nadie" - pensé 
y después de una larga pausa y varios hondos suspiros,
me dije mirando a mi estómago y con la barbilla apoyada en mi pechete:
"Desde este momento, seré mi padre y mi madre"
Y dejé de llorar.
Tardé muchos años en recuperar el llanto,
Ahora, gracias a Dios, lloro con naturalidad si viene al caso.
Fijaos qué curioso, ya no recuerdo más.
No sé el tiempo que pasaría allí sentado
sobre las patatas, con aquellos tallos altos y blancos como espárragos;
No sé ni quien ni cuándo abrió la puerta;
Ni si me cogieron en brazos o si subí yo solo las escaleras,
andando de una en una echando el pie derecho y apoyado en la pared
retrancándome en el izquierdo, como un pirata patapalo...
Todo fue distinto desde ese momento.
El *michinal, de debajo de la escalera,
hizo las veces de crisálida y fue mi universidad de la vida
en la que cursé el master sobre:
"El corazón de la gente; la metamorfosis permanente"

© GatoFénix


Zafrilla (Cuenca) en invierno.


justo ahí, hace muchos años: mi casa, entonces.


Cuando la palabra es bálsamo. Mechinal 2

Tus palabras son bálsamo
de mi cuerpo,
como si fueran manos
cubiertas por la seda de tus dedos.

Lejos de los gritos...
y del recuerdo de aquel eco.
Aquel,
de mi primera infancia
que
todavía al recordarlo
me deja inerme,
sentado en las patatas,
recluido,
en el cuarto oscuro bajo la escalera.
En la puerta, recuerdo,
a mi izquierda sobre mi cabeza,
una pequeña celosía de madera,
que con el paso del tiempo,
de coladero de penumbra a temblorosas polillas
y en mariposas blancas se venía,
pasando por puñado de luciérnagas.

Por eso
la fruta de tu voz,
me nutre donde el alma,
donde nace la brisa
de la primera mañana;
como cuando enfría tu cara
el llanto de la risa
y te abrazan con mucho amor.

© GatoFénix

Cuando la palabra es bálsamo. (Epílogo)

Salí de corcho de aquel tullidero.
El que siempre se nos presenta
con distinto aspecto, ya sabes.
Con el culo dormido y
sin piernas reconocibles.
Me arrastraban de la mano,
quiero creer que mi madre, arrepentida,
pero me iba vacío
porque
parte de mi,
permaneció allí.
Casi hasta ahora, fíjate lector amigo,
que salgo por mi pie,
al fin
reconstruido.

© GatoFénix

 



9 - Este principio de año 2021. Os felicitaba así." El Buey"



© GatoFénix - Logo del año de "El Buey"


 Como loco, y con el barbijo por montera, me "lanzo al ruedo".

Hoy brindo (esto era en enero) por todos los días de este año del Buey que vendrán,
uno detrás de otro como vagones de un tren de mercancías de los de antes.
Este tren, cuando acabe de pasar por nuestra estación, será otro año.
El día de hoy sólo trae deseos de felicidad para todos los personajes del andén.
Todos y cada uno de nosotros con cara de viaje, que es, como una interrogación
llena de miedos y, a la vez, de ilusión de niño.
Parece que los magos de Darth Vader, ¿O eran de Da-Vos veinte 30?
No sé, creo que nos auguran trenes litera, que los aviones contaminan mucho.
¡Bueeeno! De aviones saben mucho porque hasta "van a mear" en ellos, con perdón,
que no quiero faltar, a la verdad por supuesto... ¿en qué pensabas?
Y otros que vuelan y dejan el cielo con nubes muy raras,
como si fuera borracho el piloto, para que me entiendas.
O como si no fueran a ninguna parte, o como si "los mandos" tuvieran amnesia
y no supieran regresar al aeropuerto.
Por eso, van a traer muchos trenes con literas para viajar, que pudieran ser un anticipo
a trenes de ganado con destino a ninguna parte, como ya pasó no hace tanto.
"El buey" es signo de gran trabajo y tesón, lástima que a veces no sepa adónde ir.
Aunque siempre hay una rata u otro animal más despierto y perezoso
que lo utiliza para llegar, tal vez donde él nunca hubiera querido llegar,
o sí, como en el relato chino cuando fueron a Buda a agradecerle su creación.
Por eso la rata subida en el Buey, donde había viajado, al saltar delante de él,
es el primer signo del Horóscopo chino...
luego viene el Buey, que es el de este año.
No es un año de negociaciones, más bien de aquí estoy y de aquí no me muevo,
pero claro, existe el riesgo de que haya topetazos, encierros, tal vez fiesta en el Ruedo.
No sé, se me ocurre, que como ahora, lo taurino está mal visto
puede que, como paradoja, porque de eso es tiempo, surja algún torero;
o alguien al que le corten la coleta;
o, en el peor de los casos, que quedemos todos
"para el arrastre".

© GatoFénix





Parece que interesa.

355 - El que tenga ojos para ver... "Auroras Boreales Realmente".

  S. Mateo 13:9-16 RVR1960 El que tiene oídos para oír, oiga. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas ...