Escuchando esta maravilla de sencillez viene a mi
el principio de la Égloga IV de Virgilio en lengua latina:
...(léase con la musicalidad de los acentos)
ÚLTIMA CÚMAI VENIT IÁM CÁRMINIS AÉTAS
Dáctilos y espondeos en esa cadencia
como de pasó majestuoso,
de quien camina lleno de paz hacia su lugar divino.
Es un canto de anuncio de algo extraordinario
que va a suceder.
Impresiona la dulzura y la serena tristeza,
de las personas que están a punto de pasar a otro lugar
a otro plano. A algo nuevo
que saben en su corazón que es un regalo
y es su sitio.
Paz y serenidad, que se transmite a lo largo
y a lo ancho de este bello himno
el cual marca la victoria de la Luz
y la confianza ciega en el amor de Dios
hacia todo lo creado.
Es como una meditación musical.
Es una bonita oración del alma
que casi no tiene palabras
y casi ni notas cómo suavemente
subes y bajas como en una escala etérea,
casi como en una "ola" que es un cachivache
de las Ferias de mi juventud.
© GatoFénix