El milagro de este día: el hoy;
nuevamente el amor.
El amor que nos visita cuando estamos:
solos, hundidos bajo los pensamientos,
apesadumbrados...
Y, basta una oración pidiendo
a Dios que nos otorgue el desapego.
Sentirnos que dejamos todo
a merced del Él.
Porque es Él,
el viento que sopla el velamen del balandro
y nos lleva mar adentro a surcar,
por encima del miedo fantasmagórico
de los pensamientos recurrentes del ego.
Sí. Nuestro ego de siempre,
con el que nos criamos,
con mucho esfuerzo y trabajo,
para tener "éxito" en la vida.
Y ahí estamos debajo de siete capas
de miserias y de infortunio,
porque nuestros deseos,
lejos de ser órdenes inteligentes,
nos hunden en la tarde brumosa de hoy
o en la noche tormentosa de ayer y al fin...
de tristeza se pasa al llanto
en un cierre de ojos sobre la almohada.
Es sólo aligerar el barco y soltar las amarras
del apego, hermanas del miedo
Del miedo a perder,
a estar solo y a, creernos tan imperfectos
y tan poco deseables, que "merecemos este castigo".
Y ahí quedamos.
Sin embargo, al deslastrarnos, se eleva la Proa
y empieza a dibujar esa senda de espuma
que también, y con tanta elegancia
abandona, y , ese olor a la sal de la vida
nos salpica los labios como un bonito beso
que, de nuevo, nos hace entornar los ojos,
pero, esta vez, de contento enamorado.
Y... sólo hemos pedido a Dios,
que Él tome el mando.
Que no queremos nada.
Que sea lo que Él quiera.
Porque sabemos, desde el fondo de nuestra alma,
que estar en el mesénquima de Su Amor,
es, como estar mamando en el pecho
de nuestra madre, sin pizca que ego...
porque lo teníamos Todo.
El Amor, de nuevo es...
el precioso milagro de este día.
© GatoFénix
Tanto amor...tanto.