Inmerso en "Esta noche vieja"
(que siempre me hizo reír esa denominación se me disparaba la imaginación y veía una noche con arrugas y con un gorro de meiga; subida en una escoba; qué sé yo. Y recuerdo sonreír, incluso desde muy pequeño, cuando oía la expresión ,o la decía)
Me veo con esa cara de guasa, en la que llega uno a entornar los ojillos.
Ahora, después de cenar algo,
me pondré a mirar mi reloj Solar del móvil y cuando sean de verdad las 0:0 horas,
entraré de puntillas en una meditación que abra mi corazón
a las energías del Nuevo Año.
En la mañana del día, por las afueras...
Las imágenes del burrito son de entonces.
Íbamos mi hijo y yo, de paseo "por las afueras del pueblo".
Nos detuvimos, cerca de la valla, a ver un par de borriquillos pastando.
Y percibimos que comienza a caminar en nuestra dirección.
Creía que iba a comer a otro rodal, pero no.
Se ha acercado a saludarnos.
Estaba pastando junto a su compañero, el cual, nos ignoró.
Sin embargo, este burrito, vino hacia mi como si lo hubiera llamado;
como si me conociera de toda la vida.
Como si fuéramos viejos amigos que se acercan cordialmente
aunque no sea para nada y permanezcan callados.
Sólo, están.
Se hacen presentes a tu lado.
Transmitía una paz enorme.
Se acercó, más y más a la malla de alambre, incluso empujándola
como solicitando que lo tocáramos.
Y así lo hemos hecho.
Dejó de comer por unas caricias.
(Como nosotros, pensé)
Y tocamos ese pelo duro de cerca de los ojos,
y las orejas con su cartílago con pelitos más cortos y negros.
Desprendía un calor, una energía limpia, de Dios.
Era su compañía cordial y amorosa.
Una cercanía cálida que nos trajo a nuestra esencia de seres
que estamos en una encarnación:
viviendo y experimentando.
A mí, me arregló el corazón este burrito.
Ha sido esta, una experiencia propia del fin de un año,
en la mañana del Día de la Noche Vieja de 2021.
Sentí que vino a decirme que no estoy solo si
siento y honro toda la vida, manifestándose,
en miles de formas en este planeta maravilloso.
Estaba junto a su compañero, bien lejos.
Y se acercó sin que lo llamara...Precioso su amor.
Dios está manifestándose en todo.
Una locura, ciertamente, pero...
¡Bendita sea esta locura!...
Porque nos libra de estar locos de tristeza o de soledad.
¡Gracias Burrito amoroso!