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02 noviembre 2022

256 - Volvieron a la Casa del Padre.


Ilustración de ArcoIris Pipol: El último color: Violeta.
© José María García Toledo

 En un día como hoy no terminamos de estar solos.
No es todo el día.
Hay en él, espacios en que nos vienen, como una brisa,
y sentimos que no son añoranzas o recuerdos; no.
Son sensaciones que nos rondan por encima de los hombros,
entre nuestro cuello y la frente, diría yo.
En la que se junta todo en la soledad con uno mismo,
en determinados tiempos o espacios;
que a veces no sé, si hasta son la misma cosa.
Tampoco es más de lo mismo, porque traen una dulzura
como de momentos que nos han construido en esta vida
para llegar a estar en este momento.
Son nuestros familiares que partieron,
hace poco o mucho tiempo, y que nos "visitan"
hoy , día 2 de Noviembre:
Dia de los Difuntos (en España).
Son ellos los que parecen tener permiso para acercarse.
Tienen todo el tiempo del mundo, porque están
en el "no-tiempo" donde no hay relojes,
ni oxidación de la materia de Gaia
y pueden disfrutar de un descanso entre tareas.
Nosotros, los que seguimos aquí temporalmente,
los sentimos, como he dicho, como a ratos y, 
en nuestro corazón, 
sólo hay un enorme agradecimiento,
por tanto que hicieron por nosotros;
y como venimos sin "manual", en ocasiones, los juzgamos...
para luego caer nosotros, en lo mismo; 
porque al fin esto es una rueda.
En este momento sólo hay perdón y amor,
en nuestros corazones;
Agradecimiento, perdón y mucho amor,
que ellos reciben de la mano del Arcángel Azrael.
Arcángel, del color de las perlas,
que quiso visitarme una noche para indicarme
que yo era de "su equipo";
 y hasta ahora.
Entendí poco a poco muchas cosas.
El tiempo me ha ido enseñando, mostrando evidencias,
que mi relación con "ese momento clave"
era parte de mi Misión.
Era, a veces: sus manos, su voz, su consuelo, su amor...
para los que fortuitamente se me han presentado
a lo largo de mi vida.
Siento fuertemente su dulzura en este momento,
incluso me conmueve al borde del llanto.
Como cuando los ojos se ponen incandescentes
sin soltar una gota y nuestra frente parece
que tuviera un faro de bicicleta en el tercer ojo.
Así es como me siento.
Cumpliendo, lo que lleva, casi todo el día
haciéndomelo ver, de mil maneras...
No es día de flores, 
porque terminan oliendo a muerto, y la muerte no existe.
Es día de la fragancia de la oración y del venturoso recuerdo
que tenemos de aquellos que ya se fueron a la Casa del Padre;
pero, hubo un tiempo, que transitaron por donde pisamos ahora
o por donde hemos caminado con ellos de la mano,
kilómetros y kilómetros con:
 nuestras mismas preguntas; sus mismas respuestas; 
los mismos silencios, las mismas "lilayas" o refranes...:
"CICLISTA, PARAGUAS, BEBÉ, SOMBRILLA Y CINE".
¡CULEBRILLAS PESACANTOS HABICHUELAS Y GARBANZOS!
y luego... laaargos silencios.
Y así, paso tras paso; aprendiendo a "pasar".
Plasmando en este ejemplo: la vida de ida y vuelta.
Observando los atardeceres de las estaciones:
en los retoños de las hojas o en los regueros
 de hormigas por la senda, junto a la carretera.
Porque, en aquel entonces, casi no había coches, ni camiones;
pero en la mitad de la carretera hacia Almagro,
 había una cruz que conmemoraba
la muerte de una joven que fue atropellada y murió allí,
por salvar a su borriquillo que se había espantado
y se metió a la calzada de adoquines.
Como veis, todo historias,
que acaba de traer mi padre, que ya está Arriba, 
y que así me agradece que en el día de su partida,
yo le dijera al oído:
"Papá, no tengas miedo. Vas a estar muy bien"
Y a las pocas horas, ya no estaba aquí.
Hoy le habrán dejado que nos visite y seguro
que ha venido con Amparito, mi madre.
Porque cuando a ella partió.
Al llevarla al hospital, para no volver,
Me dijo, que le dijo: "Hasta la eternidad, Amparito" 
y se le cayeron unas lágrimas. 
(Como a mi ahora)
Apoyó sus dos manos en mi antebrazo izquierdo
y lo abracé con mi brazo derecho y mi mano 
descansando en la espalda en su corazón emocional.
Es día de recuerdos:
amigos de la infancia, niños todavía,
amigos de la juventud,
amigos de siempre, recién desaparecidos,
familiares próximos y parientes políticos...
todos los que van un pasito por delante de nosotros,
a los que veremos y seguiremos en esta preciosa 
y misteriosa aventura que es ser 
hijos de este Padre Celestial, que es puro Amor.
Y en tiempos muy "interesantes" que diría un chino.

© GatoFénix


Harpa Dei





Parece que interesa.

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