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26 junio 2022

229 - Ser todo corazón: el poder de una trufita.

 


Dicen que los perros tienen no se cuantos millones
de neuronas olfativas.
Pero cuando sientes su lengüita en la palma de la mano,
sólo sientes el calor de su corazón.
No necesita hablar como nosotros: palabras,
muchas contaminadas de mentiras,
otras, llenas de "babas" zalameras,
una variante de la adulación...
y las más de las veces, sin una "pizca" de amor
ni de fundamento.
Cuando "habla" Kika conmigo, la última vez.
Ella lo sabe desde su corazón, pero
sólo me estuvo besando la palma de la mano
"hundiendo su hociquito" entre el anular y el dedo corazón.
Ella conoce que, desde ahí, hay un canal directo
al corazón de su amigo.
Y sabía que estaba muy herido,...ella lo sabía;
por eso, su fría trufita y su saliva cálida era su respuesta.
El lenguaje universal del amor...
Me trató con un bálsamo mejor que el de Fierabrás,
que es la panacea cervantina.
No hubo palabras por medio, sólo un silencia tranquilo
en el que, ambos, nos empapamos, el uno del otro,
sin pensar en nada...sólo sintiendo...
para recordarnos siempre.
Fue un tiempo sin tiempo, que... ni sé cuánto.
Ni lo sabré nunca, 
porque era otro "instante santo";
 de los que se graban a fuego como se marca el ganado. 
No llegaba ese olor a chamusquina que recuerdo de la infancia,
cuando las ovejas eran esquiladas y marcadas;
o como el otro día que me dio una descarga eléctrica,
cuando colocaba un enchufe, sin haber desconectado la corriente.
También olió a carne quemada y... me dejó
una marca cerca del codo, como si fuera una oveja de aquellas...
Pero aquí, ese día, 
"sólo olía a Kiko salado" (de ahí su nombre)

Cuando repasamos los cumpleaños, recordamos,
y casi siempre, comenzamos por el anterior 
 luego vamos para atrás dando saltos locos, irregulares
 pasando de los primeros a otros, de cualquier año,
según se nos aparecen...y terminado el paseo "saltimbanqui"
volvemos al último otra vez.
 Ni sumamos. 
No hace falta.
Sabemos que nos sobran con los dedos de una mano.
Luego... 
nos damos cuenta que el corazón
 marca los tiempos de la vida,
con más precisión que el calendario.
Y que, algunos de ellos, los llevaremos con nosotros
en el viaje de Regreso a Casa;
porque convirtieron en eternos:
unos momentos de ese día;
que en este caso llamaré:
El poder de una trufita:
Llena de amor.
Todo corazón.
Y... por eso,
 será eterno

© GatoFénix





Parece que interesa.

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