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06 marzo 2022

164 - Ir en moto: Un deslizarse




Escrito el 13-11-2011 11:34

Hoy tocaba pelear con el viento.
Salí de casa e inmediatamente noté su fuerza.
Carretera abierta, leve bamboleo...
soy más que una brisa, dijo.

Extendió su capote, enorme y transparente
con un fondo azul zafiro radiante
y gasas de nubes
al fondo.

Subiendo la cuesta de Tendilla, los pinares
"hacen pasillo" al agujero del espacio/tiempo
por donde transitamos en este momento.
Una verónica a izquierdas;
unos kilómetros después, "chicuelinas" de derechas.
Un deslizarse deja otra semana, con sus cosas,
atrás.
Definitivamente atrás,
tan atrás que parece que no hubieran existido.
El trabajo se lleva pegado a la piel
y nos enrancia el gesto.
¡Pasan tantas cosas!
Pasan hasta enormes esferas
- como esta semana -
grandes como portaaviones,
rozándonos.
Igual de gordas son las cargas
que nos lanzan a diario.

Sólo, en este ruedo, solo
ruedo sin peso y sin fatiga.

Las hojas revolotean en espirales.
Las atravieso y hasta una de ellas,
milagrosamente, queda prendida
durante unos kilómetros,
en mi espejo retrovisor derecho.
Nos miramos un instante.
Quedamos en el horizonte
sin pensar y abriendo una sonrisa
como un abanico madrileño.
En Cuenca, parada a repostar.
De paso, y porque siempre vuelvo,
lleno la maleta derecha de cosas de horno:
magdalenas con aceite de oliva, huevo y leche,
tortas de manteca sin aditivos,
bollitos como los de mi madre, aunque
sin ralladura de limón;
y un pan, de pan y moja, consistente
horneado al fuego de la leña.

Hecho este acopio, retornamos
por el túnel del viento
- espacio y tiempo -
a ratos al sol, a ratos a la sombra
en casi una hora de ensueño,
totalmente vivo y despierto.
Son, mis ciento cincuenta y cinco kilómetros preferidos.
Vuelvo tan lleno de cosas ricas como la maleta
y tan vacío de estupideces
como no puedo contaros.
Hoy ha sido el viento la fuerza, el maestro.
Y yo,
Más que un jinete a la grupa de un rocín,
un centauro cantando a la libertad del ser
y gracias a Dios, del estar, todavía;
que... poder contar todo esto,
desde mi verdad, no tiene precio.
Si todos sintieran esto...
la visión de las cosas del mundo, sería otra;
Os lo aseguro.

Qué gran peligro el miedo,
con todas las caretas.
Qué peligrosos los eufemismos.
"Es por vuestro bien" - dicen.
Que odiosa y dañina es la mentira:
El malo con hábitos de bueno.
El cobarde travestido de prudente.
El egoísta con disfraz de generoso.
El listillo con aires de sabio.
El usurero, de honesto banquero.
El parásito erigiéndose en progresista.
Hombres y mujeres-problema,
postulándose como soluciones.
Concluyendo: qué sarta de mentiras
este otoño dos mil once.

El otoño, ahora, ha entrado con fuerza.
El Sol, "con cara de agua"
- que decía mi madre -
me ha dado una mañana de 
verdad y de respiro.
Ya, a las puertas de Alcalá,
echo en falta una visera de beisbol.
- que debería ser resistente -
Mi cara, tras la pantalla, casi opaca
de mosquitos, se enciende.
Noto el calor en los ojos,
tras la breve protección del párpado
y pido una pequeña sombra para llegar a casa;
pero hoy no toca ese alivio.
A las quince treinta y tres, el Sol
va de capa caída.
Sin embargo, el viento
ha dejado, hasta el final, extendido su capote,
haciendo molinetes.
Hemos andado jugando el uno con el otro:
Él toreando y yo embistiendo
percibiendo su tacto suave una veces
y otras los envites de jugador de rugby
en mis hombros y en mi cabeza.

Al final como dicen: "Ha habido corrida", un empate.
pero sin "petit mort", siquiera.
Otro milagro de los espectáculos taurinos
incruentos de los "recortadores",
tal como somos los moteros empedernidos.

Todo un placer recrearlo para vosotros.
En especial, si me lo permitís,
para mis amigos y compañeros moteros
que me siguen,
y seguro que lo entienden
todo esto como nadie.

Vss

© GatoFénix

163 - *Oroción de otoño 2011

 



Publicado el 31-10-2011 11:08

*Oroción del oro del otoño. Puro oro
Después de un chaparrón, aun siendo esperado,
nos sorprendió el otoño tras el Arco Iris.
Un puente de luz que nos recuerda
un pacto sagrado, entre Dios y los hombres.
El aroma envenenado del aire
se torna fresco y con el dulzor
del las castañas asadas.

Invoco la verdad de las cosas: El oro del otoño 2011.

Un otoño revuelto se nos presenta,
lleno de mensajes caducos,
fatuos, falaces, pajareros,
previsibles, irreverentes, trasnochados,
chiripitiflaúticos, esperpénticos
y tan podridos como sus dueños.
- ¡Puerca vida!
- Repetía a cada cuatro pasos del burro,
aquel personaje del film "Dos hombres y un destino".
Y luego escupía.
Su esputo iba cargado, a partes iguales,
de alcohol, apatía, rabia, rutina e impotencia.
Detrás cayó él.
Una bala certera, puso el punto y final, en su frente.
Un personaje muerto de antemano,
como todos nosotros,
digan lo que digan los mercados.

Invoco la verdad de las cosas del otoño.

En cada país, ha sobrevenido un zapatero,
que no se afanó con sus zapatos como debía,
y nos "afanó" hasta la dignidad,
llenándonos de ignominia y de estulticia.
Este otoño,
llueven puentes de serpentina.
Ya es Carnaval a las puertas del Cortinglés,
en las plazas tomadas por asalto, con alevosía,
aunque, ya hay gente que se ha quitado la careta.
Van de listos (y listas) a por el botín de las urnas:
Vivir del cuento, como hasta ahora.

Invoco la verdad de las cosas de este otoño 2011.

Eran los que sabíamos; los que dijimos que eran,
y fuimos tachados de todo eso que dice en los argumentarios.

Qué grotesca agonía la de este régimen de comparsa.
La farándula, una vez cumplida la misión
vuelven a sus filas: ¡buen trabajo, chicos!
Todo reventado a su tiempo,
primero los trenes, luego el psoe,
de paso la justicia, la nación,
las instituciones - ¿la familia?
- Sí, Modern, sí - Modern family
"Nosotros somos la nueva Sal Terrae":
El Salfumán.

Invoco la verdad de las cosas este otoño 2011.

"Salimos de todas las alcantarillas"
como el "Socavadorr"... la función sigue,
"temed lo peor".
"El retablo de las maravillas"
se queda en mantillas.
¡Sí, señor! ¡Sí, señor!
- dice mi amigo Rosendo -
El traje nuevo del emperador,
el cuento que te cuento. - Celtas Cortos -
Un cuento interminable o
una comedia con variantes.

Invoco las verdades de nuestro otoño 2011.

- no son cristianos viejos, ahora,
los que sólo pueden ver los portentos -
éstos, en este momento, se cambian
por ateos progresistas,
o gente fiel del partido,
de tercera generación,
con pureza de sangre homologada.
Engrosan el ejercito
- son militantes ¿no? pues, eso -
Julais, gualtrapas, lameculos,
mediocres codiciosos, donde los haya,
des-almados(de alma, digo) a mucha honra y... Torquemadas;
un regimiento desordenado, loco y costroso
en superficie, pero muy, pero que muy bien organizado,
en el fondo.
Los demás...Bueno, los demás pura morralla, somos.

Invoco la verdad de este otoño que auguro
no será del patriarca.

Como en películas de la época fascista, en blanco y negro.
¿Cómo vamos a ver los brotes verdes?
¿Cómo vamos a admirar el progreso social y las costumbres?
Somos, putos funcionarios o gentes acaudaladas,
que nos hemos hipotecado por incautos.
Incautos votantes después de un bombazo
- que casi mata a mi hijo yendo al trabajo,
como a tantos otros inocentes,

Invoco a la verdad de aquel entonces.
Se salvó de milagro porque el despertador no sonó,
incomprensiblemente, aquella mañana del 11M.
Somos tan "cortos" que no podemos comprender
a los "hombres de paz".
Somos tan incautos, que hemos dejado que la parodia judicial
se desarrolle, hasta dejarnos inermes ante su ley.
Somos tan cobardes que hemos dejado que el miedo
y la confusión, el desorden y el desgobierno hagan
que todo se disipe y quede en la impunidad más sangrante y vergonzosa.
Al lado la memoria histórica para reescribir la historia.

Invoco la verdad de siempre este otoño 2011.

Gentes "tan tontas" somos, que sabemos
que las deudas se saldan;
que los compromisos con pistoleros, se cumplen.
Que ya debe andar rondando por alguna cabeza
que el próximo gobierno erija en cada plaza
un "muro de las lamentaciones"
donde "echar la pota" lo que nos quede de vida.
Todo muy laico, por favor, sin efigies
ya se encargarán los grafiteros
o los del quince eme de mear en las esquinas
para marcar territorio.

Invoco la verdad de este otoño 2011.

El otoño más duro de nuestra vida,
hasta ahora, se nos presenta.
Sin embargo, todo es una fiesta.
Y no puedo comprenderlo.
Sabía del poder de las drogas, pero... ¿tanto?
Pueden estar satisfechos los artífices de esto,
el éxito de la basura ha sido total.
Ver basura; comer basura; tomar basura;
meterse basura...y la boñiga
se apoderó del cerebro.
Sólo una boina interna ha podido lograrlo.

La fiesta está en la calle, en las pantallas,
en las terrazas de los bares, en las aulas:
Todo son globos verdes;
Camisetas verdes con ingeniosos dichos.
Verdes como el duende de Spiderman.
Verdes como el Nicholson de Batman;
verdes, como se representan los fantasmas;
o verdes como los malos olores.
Un color muy acertado...porque desde muy lejos
huele a podrido.
¿Acaso no seguimos en el retablo de las maravillas?

Invoco la verdad del otoño 2011.

A todo esto, los árboles de hoja caduca
son un remanso de colores dorados
- que ya se me olvidaba deciros -
en las lindes de los caminos y en las riberas de los ríos.
El otoño está para sentirlo dentro, en el alma:
nuestro puñado de oro personal.
Ya he comido los primeros níscalos naranjas
y espero deleitarme con las uvas de moscatel,
las nueces negras, nacionales,
y las castañas asadas.

Surfear en moto, cuando puedo, me da la vida.
A pesar de, las gibas de las calzadas,
los radares y otros perversos inventos que,
unos destrozan el vehículo
y otros nuestro bolsillo
y nuestra reputación.

Invoco la verdad del otoño 2011.

Parece un sarcasmo que en esta España
involucionada y desmembrada,
sea tratado peor un motero,
que circula a una velocidad por encima de lo legal,
que un ladino asesino, convicto y confeso
- miserables cobardes y despreciables terroristas incluidos -

Y así han venido a ser las cosas cuando la función
referencial del lenguaje ha sido eliminada,
por políticamente incorrecta.
¡Puerca vida!
Invoco la verdadera verdad del otoño: 
"Por sus frutos los conoceréis"

© GatoFénix (De otoño)
PD ... "Puerca vida" era la expresión de la película. Perdón.

162 - Junto a los girasoles: reflexión






Publicado el 15-09-2011 19:50
Detenerse junto a los girasoles,
tan llenos de oro,
te llena de valor
porque es un valor seguro:
un refugio.

Efímeros y brillantes
escandalosos,
colores brasileiros,
erguidos y a la tarde
cabizbajos.

Ya no queda nada de su brillo.
El color virado en tierra
espera las máquina que los cercenen,
los desgranen y los muelan,
o los envasen con sal
una vez tostadas sus pipas.

Pipas de girasol,
que todo es empezar,
para acabar con la lengua quemada
y la garganta con tropezones
que nos dejan sin voz.

Cines de verano.
Una del oeste y otra de romanos.
Sesión doble de hace tanto,
que no sabes si ha sido cierto.

Las pisadas grumosas
suenan entre silencios.
Han ido a por gaseosa o al servicio;
avanzan sobre una parva de pipas y grava,
habitada por hormigas laboriosas
que transportan, atenazadas,
cáscaras enormes para su tamaño.
Cáscaras y algún fragmento de grano.

Roncha el suelo entre silencios y recuerdas
las sandalias abordadas por piedras
como pateras y cómo dolían
en el talón o entre los dedos.

Llegaba la feria y hacía fresco
a última hora.
Yo creo que éramos felices
y no sabíamos nada del futuro.
No podíamos imaginarlo.
Un futuro imperfecto
hecho presente, que era
cada vez más inimaginable y distante;
él se desvanece según se suceden
unos momentos a otros.
Un futuro que se revela en cada uno de ellos
cada vez más cínico,
más claro, más lleno de tonterías
que nos hace parecer
las hormigas del cine de verano:
Cargados de cáscaras enormes,
a los pies de enormes gigantes
que se han comido el fruto,
mientras se entretienen mirando
otros gigantes, en la pantalla,
que luchan o se besan y mueren
de mentira, claro.

La muerte y el dolor
sólo están en el patio de butacas.

Fue piadosa conmigo la vida
cuando era niño.
- No se si es piadosa la vida con otros niños -
Con nosotros lo fue
porque el futuro no existía.
Sabíamos que nosotros era difícil
que tuviéramos futuro.
Por eso, cada día era bonito, cuando lo era.
y los demás, los otros días, eran
como los otros niños,
los que tenían bicicleta y nos miraban
como nosotros mirábamos las hormigas
en el cine de verano:
Pasaban. Subían y bajaban;
Una noria de miradas,
una noria de cangilones trasegando agua
era la vida sin futuro.
Casi como ahora.

© GatoFénix

Parece que interesa.

355 - El que tenga ojos para ver... "Auroras Boreales Realmente".

  S. Mateo 13:9-16 RVR1960 El que tiene oídos para oír, oiga. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas ...