Desde la altiplanicie, en donde vivo, he de hablar esta noche,
de un faro.
Llamar "faro solitario" es redundante pero,
suena bonito.
"La voz que clama en el desierto", o en la meseta, viene a ser
como su primo-hermano, de tarea; aunque menos plástico.
Es claro que el faro tiene un porte muy elegante:
Esbelto, alto, redondeado (cuando menos);
Solitario poste de día y como una luz, exenta de pie,
de noche.
La luz colgada de ninguna parte,
como referente.
El faro en su lenguaje propio, nos ubica...
cuando estamos perdidos en la nada:
Esa oscura compañera de todos los viajeros.
Buscando, ávidamente, esa luz que nos oriente.
Es muy peligroso "perder El Referente".
con este trocito de escrito ya hay muchos lectores
que saben que pueden recorrer varios caminos
que se le presentan en su cerebro.
Con tal claridad que si toma una hoja de papel
o una herramienta de ahora, podría rellenar al menos
una página y si se entusiasma, hasta un libro.
Ya sé que muchas personas no, pero esas no me leen
Esas personas me dirían con la media sonrisa,
boca ladeada: "Y tú ¿Qué te has metido al cuerpo?
Pues un faro, de esos de antes: una reliquia del pasado.
¡Estamos en otros tiempos, muchachote!
Y ahí, es, donde comienzo yo, a recrear la faena.
"Jesús es mi Faro"
Porque tener un referente es básico.
Si "el que a buen árbol se arrima,
buena sombra lo cobija"...
En el caso de la noche oscura en la que transitamos
hemos de tener una buena Luz de referencia
para no perdernos y manejar el timón con firmeza
para llegar al puerto con la mar bravía
con olas y hondonadas que nos hacer desaparecer
como si fuéramos una cáscara de nuez
en el piélago sombrío de la vida.
Su Luz es Blanca Dorada señalando claramente el camino
para llegar, con bien, a nuestro objetivo,
a nuestro puerto que se llama Amor.
Amor incondicional.
Ese que nos quita el miedo.
Ese que nos nutre, sin alimento;
Ese que mueve el barco y la mar,
y el día y la noche:
"El corazón de las cosas verdaderas"
Y todo se hace liviano.
La soledad se convierte agradable compañía.
El silencio: en susurró.
La distancia: en cercanía.
Las palabras de amor en versos.
Y hasta al cerrar los ojos...sientes:
un gran abrazo y un beso.
© GatoFénix