De Antarktika - Fotografía propia, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=965827
Son tiempos de andar, en equilibrio, sobre el hielo.
El suelo todo, está helado.
Es una superficie inestable porque titubea sobre el agua.
Se balancea, mientras se desplaza a su capricho.
Sin dirección fija.
Los que te empezaron acompañando un día,
se han ido resbalando hacia alguna esquina;
otros, se han agrupado y van de la mano asustados;
alguno, ya ha caído y casi todos van sin esperanzas.
Yo, al lado de mi,
me muevo levemente hacia alguna parte...
para compensar y guardar el equilibrio inestable.
Estoy tranquilo en este ahora...es cierto.
Pero ando solo, como casi todos en este momento.
Todo, alrededor, son placas de hielo en un mar negro,
que así se ve, cuando el sol se oculta.
Nadie tiene asegurado el amanecer de la noche.
En este tiempo, tampoco sabes
cuánto durará la oscuridad...
ni cuándo saldrá,
el Sol.
Así está el ser cuando cuando se aparta de la Fuente.
Pero...
Basta un pensamiento hacia el Padre Divino
y en esa baldosa del infinito mundo...
surge: la esperanza,
la fe
y un amor inexplicable
que te posiciona y te enruta,
a la velocidad del rayo a otra realidad.
Esa verdad limpia y milagrosa, en la que esperas,
encontrar una higuera frondosa junto a un pozo
y unas piedras calientes por el Sol
donde sentarse y esperar...pensando desde muy hondo:
"Dios proveerá"
Creyendo profundamente
que soy Su hijo,
Y dejo de sentirme solo...
mi corazón siente que, de muy lejísimos...
vienes caminando...
y riendo.
© GatoFénix