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08 noviembre 2021

4-¿Qué te desenamoró de mi?


 ¿Qué te desenamoró de mi?

Me preguntaba estando en esta isla de tiempo
en el mar de los días por los que navego.
Ya sé que gente estudiosa lo sabe.
Han ingeniado un código de barras para todo.

Y dicen saber, con precisión,
la fecha de caducidad de todas las cosas ¡admírense!
Y también del amor, al fin, otra cosa.
Lo tachan de caduco e incluso casi ridículo, pueril o adolescente.
Será que estoy mal hecho...o que no evoluciono...
o que soy/estoy muy tonto,...¡pero mucho, mucho!
Porque a mi, no me pasa.
Yo tengo el amor guardado como se guarda el buen paño,
en el arcón de madera de sándalo acolchado,
de seda rosa y azul celeste como el perfume
de Orión y Angélica, de Aura-Soma.
Lo tengo acomodado en un lugar bonito del corazón,
al lado del baúl de la infancia, que es el tesoro mío.
Ese, que, gracias a Dios, me acompaña a todas partes y,
aunque soy muy despistado con las fechas,
esos recuerdos andan vivos y salen y entran por donde quieren de mi,
y casi diría que son como la sangre luminosa del alma...
Y, que no desaparecerá; lo sé.
Sé que no morirán cuando muera.
Como este poema roto y desmanido que me sobrevivirá;
o incluso puede, que me lleve
allá donde vaya.
¿Quién sabe esas cosas?
Por eso no entiendo... y me pregunto:
"¿Qué te desenamoró de mi?2
Sentado, 
en el islote inconsistente del tiempo 
del efímero mar de los días.

© GatoFénix





3-La soledad compartida: ese ataúd.





La soledad: ese ataúd
Me dijo al verme mudo y triste en el sillón:
- "No estés así"
Contesté, apenas molestando, al silencio:
- No puedo estar de otra manera.
- Si nosotras te queremos.
- (...)
Ya no dije nada más y respiré un poco,
hundido en mis intuiciones.
Vino un pensamiento: "Mi cuerpo no nota eso"

Ahora,
al recordarlo,
se me llenan los ojos de lágrimas.

Siento que brota ese venero en alguna parte del cuerpo;
alguna parte muy profunda, de mi cuerpo.
La sensación es confusa para describirla pero es
como si viniera de los juanetes de los pies...
pasara por las pantorrillas;
subiera por por la espalda;
se expandiera por los hombros; y, de ahí,
me cubriera la cabeza y frente,
las orejas ardiendo,
una capucha de tristeza.
Ahora sé que es pánico.
Es de un tejido talar, franciscano,
más propio de la arpillera de un saco de patatas.
Tiene la frialdad húmeda de las tierras oscuras.
Tan profunda es la pena a veces.
"La soledad compartida es un ataúd sin acolchar"
Tosca madera de pino.

Ya no dije más esta tarde-noche.
A su abrigo, mis ojos entornados y vidriosos
me vieron capotando; como  tomando una curva a izquierdas,
en una recta.
Esa pirueta absurda, garabato en el aire,
ese trazo del que Dios me agració,
que es capaz de hablar al interior del ser
como un destello de síntesis de una verdad
que impacta como una luz intensa fugaz
y a la vez permanente, de un mensaje misterioso.

No tenía nada que decir.
Pasa cuando nuestras "estructuras profundas"
no son las mismas.
A veces la apariencia de la urdimbre es la misma,
pero el hilo con el que se ha tejido es de naturaleza diferente.

No es posible comunicarse.
Ver con antelación no evita ese dolor.
Las cosas andan por ahí con vida propia
y todo es propicio, en estos tiempos,
para este desastre.

No se admite la verdad porque
cada vez te dirán que estás equivocado.
Son tiempos de mentiras que venden como verdad.
Si dices que "los hilos" que valoras son los que cumplen
los diez mandamientos, se burlarán de ti.
Lo dicen los argumentarios del descaro.
Y con esos mimbres: estos cestos.
Cestos que no pasarían la SHARP de los cascos homologados.
Nadie piensa que nuestra cabeza tiene gran valor.
Se fían de la propaganda para adquirir su urdimbre
y así andamos los que pensamos
que no hay que escatimar en verdades para protegernos.

Si estás descalificado, por la sanción social,
no te molestes en avanzar.
Cada palabra, sin abogado defensor delante, puede ser
utilizada en tu contra siguiendo el argumentario.
Sin posibilidad de réplica.

Mejor el silencio, aunque tampoco creas que tanto,
que hasta el silencio anda tipificado, y no muy bien,
en los argumentarios de la perversidad.

Poner palabras a lo cruel, es para mi un arduo trabajo,
como si fuera mi misión de vida, 
para dar voz a las víctimas silenciosas.


© GatoFénix

¡Qué vergüenza y ridículo!
 
Desde el Hotel


El corazón en el cielo. Curiosa señal, aquella mañana. 
Eran mis Ángeles con su amor infinito.

2 - Llueve como si fuera un llanto.



Llueve... como si fuera un llanto.
Un llanto...triste y dulce;
envolvente como la música suave de órgano.
Esta catedral enorme que es el mundo
nos cobija y nos moja
como un bautismo sanador del alma.
Cuesta no llorar.
Y afloran las lágrimas
de una pena profunda irresoluta,
insalvable.
Una pena como un abismo que nos desafía a volar sin alas
en el vacío de uno mismo.
Recuerdas cosas que ya no son,
y vuelves a mirar como cae mansamente la lluvia.
Entonces te llenas del agua del aire que es amor desbordante incondicional
y ves que esta prisión no te deja ser "lo-que-realmente", eres.
Un todo lleno de vacío.
Tu amor no llega ni a empañar la redoma de vidrio
Y te vuelves a entristecer sin lamentarte.
¿Para qué? Te preguntas
y ya sabes que no habrá respuesta humana ni divina.

Llueve fuera y dentro de mi
como si fuera un llanto.
Un agua sanadora llena de esperanza,
una esperanza llena de vida,
una vida plena de esperanza,
ahogada la libertad.
Una libertad exenta de odio y de rechazo...

Vuelve a aflorar una lágrima como si fuera
un gorrión en el nido, pidiendo,
con el pico abierto,
que venga su madre con una chispa de amor:
el sustento.
Pero su madre ha muerto.
No viene...
y no vendrá nunca, su madre.

Así esta tarde de lluvia me habla.
Escucho su olor dulce como un trino.
No hay socorro para el pájaro
herido de soledad y abandono accidental.
Queda, morir a esta existencia
sin lamentarse porque
la vida es así.

Hoy hace veinte años que me casé feliz,
y todo, parece... que no ha sido.
Solo queda el presente enjugado
con este orballo sobre una cala.

Hoy llueve como si fuera un llanto.
Un llanto que viene de muy lejos;
Un llanto, de muy hondo y, de muy alto.
De cuando no se ve el cielo
porque es como si nos abrazara
con la humedad de sus brazos fríos
y
verdaderamente
tristes.

Siempre he sido un ingenuo.
No aprendí los registros de esta vida.
Fluía, parece que feliz,
y todo era mentira.
Un burdo engaño. Y yo,
Un grotesco figurante
haciendo, el ridículo que se hace,
cuando te "sueltas" a ser tú confiado
en el colchón del amor inexistente.

Me resisto a pensar que merezca esto.
Sólo Dios espero que me perdone,
equivocación tras equivocación,
y me lleve a donde, al menos, no estorbe,
ni sea herido, más.

Esta lluvia de hoy 
me ha deshecho, la figura sin cocer que era,
y he vuelto a ser el barro de la senda,
que al pisar acoge vuestra huella, al caminar,
para luego borrarse con esta lluvia, que es llanto...
y llegar a no ser,
nada.

© GatoFenix








1-Entre el dicho y el hecho

 

No saldrá de la pluma de este minino
otra cosa que palabras y palabras.
Unas serán ciertas, otras acertadas;
dirán lo que conviene o lo que convino.

Pero tanto las unas como las otras
no serán sino palabras de los sueños
que embaucan con sonidos halagüeños
y seducen envolviendo nuestras horas.

Palabras, que escucha el alma transitada;
palabras, que luego brotan por el cuerpo:
suspiros y silencios de madrugada.

¡Palabras, sólo palabras! lo que vendo,
amigos. Somos palabras encarnadas
con túnicas de colores refulgiendo.

Palabras para tomar en serio, luego
somos palabras, entre el dicho y el hecho.
Palabra.

© GatoFénix





Parece que interesa.

355 - El que tenga ojos para ver... "Auroras Boreales Realmente".

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