El yo superior genera ideas pero luego,
en este campo tan sutil, en este plano...
se cuece casi todo.
Una mente podrida sólo puede producir mentiras.
Imágenes sonoras que reflejan su mundo
de procedencia.
"Las cuerdas de ese violín" han de estar afinadas.
Es una sutileza y un arte conocer este instrumento
para que sea posible que la armonía predomine
sobre las disonancias o el rasgado
de las cuerdas con un burdo serrucho.
Las creencias son cosas de la mente.
Casi todo proviene de esta matrix,
se materialice o no, porque...
hasta eso de la materialización, no es tal...
Porque todo es ilusión.
Primero es mirar en el recipiente mental.
Qué tenemos.
Qué nos han introducido.
Y quién.
Luego de vaciar todo...
hay que elegir bien qué nos llega, de cualquier parte,
y decidir con nuestro libre albedrío,
a qué cosas o personas/ideas/doctrinas...elegimos.
Luego, tenemos otro enorme trabajo antes de comunicar.
Un trabajo de vaciado de sentimientos o pasiones
que nos modulan la materia prima.
Así hasta...
Hasta llegar al corazón, que es muy difícil,
no podremos articular palabra que no sea "vacía".
O llena de aires de tormenta o de nostalgia,
de soberbia...que al fin todo es "miedo".
Y el "violín no suena bien".
Hasta que el corazón no sale por la yema de los dedos.
Hasta que respiramos a lo largo de las cuerdas,
que son nuestras tripas,
nuestras entrañas al descubierto.
Y eso duele y satisface al mismo tiempo,
Porque nos enseñó Jesús el Cristo,
que puede "costarnos una vida humana" y a veces
como en Él,
de forma ignominiosa...y orquestada por
mentes...de,
"dementes".
© GatoFénix