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22 noviembre 2021

14-Sabemos que somos como hojas


 

 


¡Culebrillas, pesacantos, habichuelas y garbanzos! – diría mi papá (RIP)

esta tarde de noviembre 22/11/2021…

Hay tormenta con rayos y centellas en el cielo, sin demasiado estruendo.

Parece que el tiempo está ruidoso como en muchas épocas del año,

propias de las transiciones, y ahora estamos en el portal de salida que

nos llevará a la estación del invierno en nuestro hemisferio Norte.

 

Luego, al rato: “Fuese y no hubo nada”…

Quedó el llanto como de un Adagio hermoso de Albinoni.

Nos deja enotoñados, pisando una alfombra de hoyas color de Sol y sin cielo azul.

Creemos que tras ese gris de plomo hay zafiro radiante, sin pensarlo.

Este otoño caen las hojas nuevamente como si fuera la primera vez.

Con el mismo estilo: Esa desidia con la que se desprenden de la rama del árbol,

como si se les resbalara la cuerda de los dedos, inexistentes,  de su mano, y

quedan en el suelo sueltas, sin acomodo fijo, a veces, como gatos que buscan acurrucarse

para ir a dormir.

Se les ve satisfechas por su labor.

Felices y como deseosas de descanso.

Tan sabias que no se preguntan nada porque saben que

Sin nada que saber, viven el ciclo de la vida con dulzura.

Saben, eso sí, que hay mucho amor en la vida

en cada una de sus manifestaciones,

porque todo es una rueda infinita como la noria de cangilones

que hacía aforar el agua de un pozo con brocal para llenar la alberca

que por las regueras llevaba el agua a cada rincón de la huerta.

Un trocito de infancia en esos veranos de mucho antes

de toda esta peligrosa deshumanización

que nos asola…y sabemos:

que somos como las hojas.

Y, casi siempre, sin su sagrada sabiduría…

Porque a nosotros se nos caen algunas lágrimas

Según somos conscientes de nuestro otoño.

 


Están las hojas pegadas  al suelo como si fueran estampas de un álbum de entonces.

Ese entonces, que ya no existe, ni volverá nunca, excepto que no se haya ido

y "entonces" permanezca en el presente continuo del no-tiempo en el que transcurrimos.

Como el agua sacada de la noria y que se vierte en las acequias; penetra en la tierra y...

vuelve al pozo, o se convierte en frutos o madera y otra parte, 

viaja al cielo a llenar nubes con su algodón viajero...que,

en cualquier descuido se vuelve un chaparrón enorme o un galayo* o un aguacero,

vaya usted a saber, hasta por efectos del frio, se convierte en nieve o en granizo y

termina por  los suelos como ahora las hojas haciéndonos que cantemos por navidad;

o en las montañas como un manto brillante que nos abrasa los ojos y nos hiela los pies.

De todo esto, hay gente que ha escrito mucho y con mucho tino, llenando las páginas

de muchos cuentos infantiles con ilustraciones propias o de otros estilos novelescos

creando ambientes propios para el misterio y el susto.

Realmente somos agua más que nada, mientras nos tenemos en pie.

© GatoFénix


* Galayo: Véase https://diccionariomonigon.bolgspot.com



Parece que interesa.

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