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31 marzo 2022

196 - Una experiencia de soledad: Señorío de Molina y Alto Tajo.







Publicado el 08-11-2014 00:31
Todo estaba profusamente coloreado
de amarillos y verdes otoñales.
Primero la mañana mientras se desperezaba
iba dejando retales de gasa transparente
sobre los campos luego descubiertos.

Aparecemos y reconocemos el pudor del campo.
No es el descaro de la primavera
ni la dureza y rotundidad del verano,
estamos en otoño y ahí las cosas son más humildes y sutiles.
Hay que buscar en el suelo las notas que dejan los árboles,
no es sólo hojarasca como los periódicos diarios,
son más bien como las hojas de un almanaque
donde hemos anotado nuestra vida cada día.

Todo por los suelos...,
a nuestro paso, sonando como cáscaras de almendras,
vuelan las mariposas muertas de tantos sueños...

Saludable es el otoño a la edad correspondiente;
saludable ve esta metáfora de la vida que nos ilumina, el viajero.
Una vela encendida en esta noche oscura del conocimiento,
nos despierta y nos ciega, secándonos los ojos,
este Sol tan de hojas muertas, a eso de las doce.

No sabes describir lo que sientes solo absolutamente
en estos bonitos parajes del Alto Tajo y por Molina.

A veces, claustrofobia; a veces agorafobia.
Te saltan los pensamientos como ranas, y mientras,
tratando de conducir entre el barullo de ellos
y el asombro de las estampas insolentes del pedriscos
las arboledas y las aguas que se sienten
cómo viajan a nuestros pies, cristalinas.

Respirar la intemporalidad, fijos los ojos en el castillo de Molina.

A los pies de la falda que se extiende hacia nosotros,
un tractor se nos aparece como Wall-e
haciendo sus faenas, casi ajeno a su conductor.

Nos vuelve el presente de un bofetón y se nos presentan
nuestras decrepitudes al mover las piernas o retrasar el culo
para recomponer el cuerpo al arrancar de nuevo.

Cada otoño es distinto porque somos distintos.
Salvo por un incendio, o guerra humana mayor,
el campo no tiene tiempo, sino estaciones;
y cada ciclo se cierra en si mismo, naturalmente,
comenzando el siguiente.
Me encantan los árboles por eso,
algunos más, como los pinos por su olor,
pero no quedan muy atrás estos,
que a cada uno le encuentro un encanto.
Estos que nos dejan sus hojas como alfombra
o aquellos del fondo que parecen amagarse
cogidos al pedrisco entre jaras y espliego.

Siento la necesidad de parar y abrazarlos.
De espaldas, nos limpia y nos protege;
nos ayuda a llevar nuestro madero para subir al Gólgota.

© GatoFénix



195 - Una celosía de sueños.


 
"La lluvia tras los cristales"...
cae incesante formando círculos
cada vez que hiere la superficie
encharcada del patio de recreo.
Las hojas del otoño caen
de vez en cuando y quedan
medio levantadas como la vela
de un balandro a punto de naufragar.
Al otro lado de la pared del aula
suena el golpeteo sincopado
de un metalofón y una voz femenina
que está explicando algo sobre aquello
formando una madeja de otoño total.
Notas graves y agudas se alternan:
clong...cling, clong; clong...cling, clong
y luego una letanía de palabras huecas.
- Ensimismamiento / enmimismamiento -
Un metrónomo otoñal para marcar
la melodía de un tiempo plúmbeo y triste.

2012; dos, cero, uno, dos; 2012
clong...cling, clong: el 2012

Devuelvo mis ojos al patio del recreo
y enfocan la valla metálica del borde que acota
el campo de futbito, ahora vacío.
En cada celda romboidal, una lágrima
a punto de caer al compás de las notas.
Cada vez, vuelven a retener el agua
que se desliza insistentemente
por los alambres inclinados.

Entre mi ventana, abierta, y el fondo
una cortina casi vertical, como de cabello de ángel.
El agua que baja, de Dios sabe dónde,
forma una veladura impresionista
sobre los árboles y los grafitis de la tapia.

Mi mundo interior, esta mañana, se parece
al Puerto Seco tras las tapias, tras las vías del tren.
Grúas amarillas "trasegando" contenedores empapados
semejantes a grandes tarugos de colores,
de una arquitectura monoforme que me recuerda
a aquella, multiforme, con la que jugaba hace...
una pila de tiempo, levantando fachadas
o acueductos inestables infantiles,
sentado, en una estera o en una toalla vieja de baño
de color que algún día fuera rojo y agujereada,
esperando resignado
que el invierno pasara sobre nuestras cabezas
sin muchos daños colaterales...
En esto, pasa un cercanías de dos pisos
que coincide con un hermano pequeño,
siempre pasa, que me tira la casa
- una celosía de sueños, más que otra cosa -
Al cabo de un tiempo sin sentir
que pase nada, huelo la humedad del aire.
Cuando suena el silbato de un mercancías,
oigo en el pasillo, el escandaloso timbre que anuncia
el cambio de clase, acto seguido...
como una estampida en los chiqueros.

© GatoFénix
Escrito el 10-11-2012 Mi último curso en el IES



194 - Mirar y ver te da la vida.

                                                                     Campos en  julio 2012

Pasamos el tiempo ciegos de remate
porque la razón enturbia las cosas.
Vemos y no percibimos sino el reflejo
opaco de nuestros miedos.
Nos han hecho difícil lo fácil
a fuerza de mentiras infames.

Ver es sencillo...Todos podemos.
Pero...¿Cuántas cosas has visto hoy?
Yo recuerdo que he visto el campo
amarillo tostado en los rastrojales,
que uno de ellos estaba cubierto de humo,
su olor se mezclaba con el calor sofocante
que irradiaba todo y se veía hervir.
He visto el aire denso como ondulado
evitando la quietud de las imágenes de las cosas.
He visto el frescor del verde de un puñado de pinos;
el brillo cegador del horizonte perdiéndose: 
en violetas; elevándose en azules lechosos;
 desgarrándose en alguna espadaña 
de una ermita pequeña;
a medio camino, entre un oratorio y una iglesia.
Todo lo he visto, aunque no haya visto todo.

Estar consciente es un trabajo agradable.
Treinta y ocho grados a la sombra, enfundado,
nos mantiene vivos gozando del movimiento.
He visto después, al volver, el agua cristalina,
el arco iris de la ducha, en la piscina;
El frescor del regreso a la casa de uno.
El encuentro del la piel de los pies con el suelo.
Las patatas antes de ser tortilla *resbalosas,
y en el proceso de fritura con un aceite de Sevilla.
La ensalada con espárragos blancos,
pequeñas lechugas verdes, algún resto
de pasta acorazonada, el rojo del tomate,
el suave verde del corazón de la alcachofa,
y por encima un huevo cocido 
como cúpula
de nácar en Moscú.
El pan candeal, blanco y redondo,
de un pueblo por el que he pasado.

No ver sino palabras nos hace enloquecer.
No pasar de los signos a lo que representan
nos aleja de la vida y nos pone en riesgo
de "ser vividos" en lugar de vivir, y vivirnos.

Algunos inducen y enseñan 
y, hasta obligan, a estar alienados.
Lo venden como racionalidad, libertad y progreso.

Y muchos, muchos, ni se cuestionan que 
son vilmente manipulados 
y más que todo...*puñipulados. 
(Si amablemente, me permiten la expresión)

© GatoFénix (Julio de 2012) 

30 marzo 2022

193 - Jonás y hoy 29 S. Jonás



https://bibliareinavalera1960.com/jonas-1-explicacion/ 

Curioso día lleno de acontecimientos.
Nada es aleatorio, voy comprobando.
Puedes estar dormido un tiempo, pero, no siempre.
Jonás tomado como un relato ad hoc es bien significativo.
Jonás se niega a seguir unas instrucciones.
Decide tomar un rumbo en dirección contraria
y sobreviene una gran tempestad.
El barco se mueve como un cascarón de nuez;
y él, 
mientras los demás rezan por salvar la vida, 
duerme en la bodega.
Sabe que no puede evitar su destino
se acurruca en la sombra
"pasa de la movida"...y,
hasta los más rudos y torpes marinos, sienten
que aquello no es normal;
que "no viene a cuento" aquella tormenta;
que el mar no tiene esos prontos,
porque ellos llevan toda su vida en él y lo conocen.
Algo ha molestado "al mar". Tiran todo por la borda y...nada;
el mar sigue a la suya y eso les hace cavilar:
"alguien está enfureciendo al mar"
¿Qué pasa con ese pasajero que no reza en tamaña situación?
Hasta Jonás se da cuenta que no puede negarse 
a su "Destino"...a su "misión".
Interesante que, "la sumisión" de Jonás
el convencimiento , la rendición de su ego
provoca el desenlace tan alegórico
que cualquiera de nosotros puede aplicar a su vida.
Eres arrojado por la borda en tu vida y la mar te hace morir 
dos veces: una por abatimiento y otra porque eres engullido 
por algún monstruo enorme y desapareces un tiempo
en el que no eres nada, que pueden ser tres días,
como tres años, o tres vidas
que aquí en la realidad real, el tiempo no existe
y te vomita en la orilla
para que cumplas
y seas el que debes ser
en el Plan Divino.
Hoy puede marcar el principio de algo que sí es tu vida 
porque es tu misión .
¡Agradécelo!

© GatoFénix


26 marzo 2022

192 - Flor de tomillo.

 



Dicen que todos tenemos esas capacidades, pero, que las tenemos dormidas.
Yo también creo eso, y confío que todo se dé a su tiempo, 
pero mientras, escuchar estas cosas que cuenta, nos acerca a partes 
recónditas de nosotros y nos da esperanza, mucha esperanza,
"de la buena", porque andamos un poco como en un túnel,
mayormente solos, sin nadie siquiera de la mano
como niños que han perdido a su mamá en una Feria y están "haciendo pucheros" 
y a punto de arrancar a llorar, como cuando se llora con muchas lágrimas
y muy poco ruido; 
con las narices llenas de mocos transparentes, pero gomosos,
que nos caen como hilos finos sobre la boca o la barbilla,
sin importarnos nada, porque verdaderamente...
en ese momento, rozando el pánico,
todo o nada nos importa.
En ese punto, que tal vez reconozcas (ojalá que no)
es cuando se te arrodilla alguien amable, delante de ti
y te dice que no te preocupes, que estás a salvo.
Y te vas hipeando agarrado a su mano,
hasta el reencuentro con los tuyos.
Gracias.

© José María García (GatoFénix)


29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Leer capítulo completo



Ovejas pastando esta mañana, con su pastor; y me acordé de la Parábola.


25 marzo 2022

191 - Vencidos los Idus de marzo (2012)


Mimbreras


 
Rebaño de ovejas al fondo

Vencidos los Idus de marzo...

Publicado el 19-03-2012 19:17

Una vez vencidos los idus de marzo,
aparece en ruta,
dirección a Poyatos, un espacio nuevo,
en el tiempo de siempre renovado.
Los almendros en flor son los nudillos
que llaman a la puerta de la primavera.
O tal vez la propia mano, de ella,
que se nos tiende fragante
para salir del pasmo.
Una antesala seca y ventosa
nos zarandea como nunca,
como si nos reprendieran en nuestra infancia,
eso, sin haber hecho nada.
El vaivén, al lado del río Guadiela,
nos acompasa en el vals que nos acompaña,
levemente subiendo, surfeando
aquí, allí, aquí allí...
entre la admiración y el sobrecogimiento.

Atravesamos algunos agujeros en la roca,
horadados por el hombre, toscamente.
Los pinos tiene el verde nuevo
que no arranca a oler aún.
Y entre el agua transparente, en escalones,
viniendo de bajada, a nuestra derecha;
las rapaces que sobrevuelan o algunos cuervos,
pinceladas de tinta china en el azul celeste;
las piedras calizas del gris musgoso
al blanco y ferroso claro,
nos empasta un paisaje verde joven primavera,
como si transitáramos sobre un pestiño
cubierto de miel de romero
en una tosca fuente de barro.
Todavía queda azúcar glasé en el asfalto
junto a las lindes de la calzada
y mucha gravilla suelta como garbanzos duros
que se notan en la rueda trasera y nos advierten
sobre la precaución recomendada
por el sentido común.
Con tranquilidad, el pulso lento,
los ojos abiertos, flexible y suelto
como aconseja el caminar de un gato
sobre el caballete escarchado de un tejado.

Queda Poyatos a la derecha y enfilamos,
por carretera más elevada
mirando desde la terraza
camino a Beteta para repostar.
- No hay de 98: ¿Le pongo de 95?
Son lentejas - pienso.
Veremos cómo reacciona al cambio.
Reposto. Inicio la marcha
y tras muchas idas y venidas allí en lo alto,
atino a salir de aquella maraña
cuidando que los casi trescientos kilos
de mi montura no me den un disgusto
en estas calles pinas y mal peraltadas.
Algo tiene esta plaza, que es la segunda vez que noto
como si me pinchara. Lo noto en los hombros. Cierto.
Ya abocado al campo
es como un balcón que invita a salir volando.
Literalmente sientes lo que sentirá un guacharillo
en su primer vuelo.
Allí todo abajo, una alfombra de estopa
y cáñamo para sobrevolarlo.
También un poco miedo al fondo.
Salir de este entorno último, reconforta.
Volver a encauzar el camino a la querencia,
nos reconcilia a los dos.
La máquina y yo volvemos a ser uno
y el campo vuelve a ser abierto y sobrio
que sólo se permite de vez en cuando
algún almendro en flor,
ya viejo,
y algunos hermosos olivos.
Empiezo a ver horizonte en el entorno
y el paisaje esculpido por los años
se cambia de vestido,
como ahora está haciendo irreverente,
para abrir nueva temporada.
A veces, pasados los idus de marzo,
el tiempo parece que sonríe.
Y yo también.

© GatoFénix (En mi onomástica)

(Añorando mi montura para recorrer el mundo a su grupa)





22 marzo 2022

190 - Labios de papel "pinocho".

 



Ese papel pinocho, 
como la piel de labios resecos y descoloridos 
por la enfermedad,
 o el tiempo.

Con ese papel pinocho 
nos hicieron 
apartarnos de las flores de verdad.

Flores momificadas,
inodoras e insípidas,
en ramos perennes y en floreros de Duralex,
sobre altares de yeso y purpurina...
adornando imágenes siesas, o blandas; 
de piel de cara y manos,
 opacas.

Tardes de trabajos manuales,
 cutres y deslucidos.

Tardes hechas de retales
como este recuerdo
de papel pinocho...
sin una amapola 
en el verso;
como recibir las "buenas noches"
sin el beso,
(no con el emoji de wasap)

© GatoFénix



189 - Las gracias por un abrazo Yin



Un abrazo de mujer, recuerdo;
desconcertado, un momento
expuesto a la pura energía femenina.

La puedo comparar a la vibración que irradia
una olla de barro con agua
para añadir al guiso del puchero
junto a los rescoldos, al pie
de las trébedes de hierro.
Me sentí dentro de una esfera;
Calor que no quema;
que huele a Heno de Pravia
y Eau de Lancôme.

Era por esta época, invierno,
tal vez antes de vacaciones.
Una despedida en un anochecer temprano
en los Soportales de la Plaza Mayor de Ciudad Real,
junto a la papelería Aspa, de toda la vida.
Era un Ciudad Real inhóspito,
pueblerino, oscuro y cutre
bajo el sayal del Obispo-Prior
de las órdenes militares de Santiago,
Calatrava, Alcántara y Montesa.

Un casto abrazo a un bisoño estudiante
inexperto, lúcido e infantil
plagado de complejos y falto
de las más mínimas habilidades sociales
- que se diría ahora -
inmerso, de sopetón,
en el sopor del desconcierto.

Esa noche se abrió una entrada
en el diccionario de sensaciones
ocupando un espacio preferente
en el boot de entrada de mi disco duro.

Poco importa el paso del tiempo,
de tanto tiempo.
De un tiempo que, a veces,
parece que no ha pasado.

Esa noche descubrí, por suerte,
que hay algo en la vida de un hombre
que merece la pena sentirse.
Un abrazo de mujer, que
sin mediar palabra,
me dijo todo lo importante.
Todo lo que tardé años en entender,
sin miedo a equivocarme.

Un regalo que hasta el día de hoy
no había agradecido.
Estas letras son
mis torpes y tardías: “Gracias”

No recuerdo exactamente su nombre
era una compañera de clase,
parece increíble y a la vez
imperdonable. Pero así es.

Tenía el pelo negro,
lacio cubriendo sus hombros;
todavía está sobre mis manos
su brillo y su textura;
los ojos verdes, luminosos
y muy grandes.
Era prudente y callada, como yo,
también tímida y …
Poco más sé.

Desde aquí,
subido en este tejado virtual,
sabiendo lo improbable que es
que me lea,
le envío mi profundo agradecimiento
por regalarme el aroma sutil
de su energía Yin de mujer,
en un abrazo sin beso
que supo enlazar el tiempo
para dejarlo permanentemente
prendido en la nada.

Benditas las mujeres
que nos transmiten este don indeleble.

Por localizarlo en la línea del tiempo, creo que fue
cerca de lo de Carrero Blanco(1).
Verdaderamente entonces,
por donde aquello fue,
casi todo, era…
en Blanco y Negro en España.

© GatoFénix





1) Carrero Blanco fue asesinado el 20 de diciembre de 1973 en Madrid.

188 - En el Enterprise...de viaje.



Publicado el 10-12-2011 23:48

El día después de la Inmaculada, volví a "boxes".
Parece que a estos años, a la más pequeña oportunidad,
se introducen en tu cuerpo por los atrases para controlar
el colector de escape.
En esas estaba esa mañana con el sopor de la anestesia.
Terminado el acto médico, avisan a mi esposa.
Ella ,según cuenta pasó, y a mi lado me dijo:
- ¿Cómo estás, Guille? - que así me llama cariñosamente.
- "...Uuuhmg. Estoy en el Enterprice..."
Una pausa y sigo hablando, y que yo no recuerdo,
- "Ahora sé dónde ha estado Zapatero estos años".
Y no dije nada más en bastantes minutos...
hasta que desperté del viaje.
El tiempo había dejado de existir por un tiempo.
O tal vez yo tampoco existía como tal.
Ciertamente, estuve fuera del cuerpo
y no recuerdo nada de nada.
Parece que en esta historia, recorren con algo, que no se decir,
los veinticinco metros de alcantarilla con una cámara
para un documental a color.
Gracias a Dios, los decorados estaban bien.
No había desperfectos a pesar de los años
de uso.
- ¡Todo perfecto! - dijo el doctor.

Volví al cuerpo despacio.
Estaba como un cuatro.
Tumbado del costado, con una vía en la mano derecha,
detrás de unas bambalinas de dos hojas.

Ya veo a mi mujer y empiezo a oír a lo lejos,
pero no puedo moverme casi.
Poco a poco, siento las manos y el cuerpo superior.
Más tarde los pies y las rodillas...
Un rosario de sensaciones conscientes se agolpan.
Una vuelta a esta vida, al fin y al cabo, gozosa.
Tiene sus vericuetos "este otro sueño", pero si hay amor,
todo se sobrelleva.

Después del ayuno y la limpieza
sabe mejor un poco de jamón,
con tomate y aceite de oliva,
en una rebanada de pan de centeno...
un beso sabe a queso de tetilla con miel
y todo lo demás, te hace sentir el calor de la vida
con el sabor salado del mar
y el intenso aroma del café con canela.

Todavía se están riendo de lo que dije, dormido,
allí en el quirófano de la segunda. (2ª Planta del hospital)
Pero...digo yo, si el chute que me pusieron.
era como el suero de la verdad,
más lo que me metieran por donde no os explico,
lo que dije...
debía de ser verdad ¿no?
Y si no, lo primero, desde luego, lo segundo.
Es lo menos.

© GatoFénix  
(contando cosas serias desde la paz y la sonrisa)

Parece que interesa.

355 - El que tenga ojos para ver... "Auroras Boreales Realmente".

  S. Mateo 13:9-16 RVR1960 El que tiene oídos para oír, oiga. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas ...