El mascarón de Proa de esta noche nos lleva a "Nosedonde".
Te apoyas en las notas como si fueras subiendo o bajando
una virtual escala, del momento al siguiente nivel.
No sientes sino cómo las notas del saxo nos hacen llorar...
"Está bien...Todo está bien", pensamos;
Una y otra vez... una y otra vez... una y...
concluimos:
Nuestra ignorancia es un pozo insondable.
Las "cuatro cosas que creíamos saber"...
o no las sabemos o las sabemos mal...o, peor aún
Ya sabemos que eran y que son Falsas.
Me llegan los estruendos del Carnaval de este año:
Otra vuelta de tuerca...
Entran por las ventanas zumbidos de Chim-pum. Chim-pum
y me vacían de contenidos relevantes.
Me refugio en el no escuchar...hasta terminar
en el "no oír", a ratos, esa matraca.
He perdido el asombro de lo esperpéntico.
Y quedo absorto...
en un silencio.
Y vuelves, de nuevo, al centro del nosotros.
Ahí parece que no hay nada pero cabe todo.
Respiras un poco y sientes...
recuerdas cuando niño que te preguntaban:
¿Me sientes?
(como sinónimo de: ¿me escuchas?)
Ahora sabes que no es sinónimo...es mucho más.
Sentir: Nos sana.
Y
Sentirnos: Sana.
Salir del ruido y entrar en la armonía ...
nos vuelve a poner en el "torno del Divino Alfarero "
Y comenzamos a girar leeentamente
sintiendo en nuestra piel,
en la piel de nuestra Alma,
la suave caricia de las yemas de los dedos
del Padre-Madre-Dios.
Él pacientemente nos restaura
o nos reconstruye por completo una y otra vez:
Cada existencia. Cada encarnación.
El Amor crea: Créelo...Créalo...
"Créelo y lo Creas".
Nos ha dejado desvalidos el miedo sufrido;
y luego, grabado a fuego con más herramientas...
desde la suela de una alpargata,
el revés de la mano,
la frialdad, o el desamor en directo...
la intocabilidad...de niños;
O de adultos actuales:
La suavidad babosa del engaño del "plasma",
el imprescindible "in-móvil" o "tableta",
con toda su panoplia de armas sofisticadas de:
amansar, someter, seducir y...
hasta anular...
El infinito poder de nuestra Chispa Divina.
( Con la alevosía...de nuestro consentimiento)
Y así llegamos a trompicones o dando tumbos
"a un no sé qué y a un qué sé yo" que llaman vivir.
Nos matan cada día, cada segundo...
y nos arrullan con la nana de la cebolla ...
hasta quedar solos.
Conscientemente solos, caminando
como pollos sin cabeza por la vida.
No nos quedan ojos para llorar
porque en este "valle de lágrimas"
según me grabó mi madre a fuego, no hay salida.
El médico le recetaba Distovagal.
Eran grageas rojas chiquititas y no las he vuelto a ver...
Sin embargo: Viene la Era Dorada, y muchos,
seguro que creen que será una
"Nueva Película de Hollywood".
El último "Mascarón del Carnaval permanente"
El navío que no va a ninguna parte.
Procuraré estar despierto y con la lámpara encendida...
© GatoFénix
