Tropezando con los copos como pañuelos pequeños
de papel de seda húmedos y en jirones caen
organizados en líneas discontinuas
como rosarios abiertos por el centro;
rosarios de cuentas blancas o transparentes,
que nos parecen descendiendo por un tobogán
imaginario o de cristal llegando a dar de bruces
en el suelo;
si no han encontrado rama de árbol u hoja de arbusto
que los acogiera.
Otras van a los charcos que se han formado
y allí
dejan de ser algo distinto,
nada más tocar la superficie.
A veces, forman círculos concéntricos,
si el tamaño del cristal de la superficie se lo permite,
llegando a la orilla como sonriente.
Mientras observas, el bonito espectáculo,
Se viene a tu mente, las no tantas nevadas de tu vida.
Incluso evocas excursiones a la Sierra de Madrid
O a las nieves de Zafrilla en Cuenca o Huesca.
De cada lugar hay imágenes, casi siempre,
mezcladas con risas, juegos, abrazos
y una taza de chocolate humeante
de epílogo.
Hoy es el día de la última nevada
(No sabemos las nevadas que nos quedan)
Y se disfruta;
a pesar de que Este Año del Tigre Siberiano
parece tan osado que nos muestra su "apellido"
en un 5 de abril dejando los árboles madrugadores
sin flor y por tanto sin fruto.
Han cambiado en un santiamén, los pétalos rosados o blancos,
llenos de brillo y aroma, por unos copos también blancos
pero bellamente tan fríos como fugaces,
y con olor de agua cargada de una energía limpia
que nos remueve el pensamiento, el corazón y
echamos de menos
un cálido abrazo...
como de chocolate.
© GatoFénix