Hace más de treinta años este cartel mío, fue premiado.
Cuando vuelves dentro, a tu lugar de descanso y trabajo; sin nadie...
Sólo fuera es Carnaval.
Aquí no hay máscaras ni simulaciones de risas...
ni siquiera la soledad compartida de los que somos diferentes.
Lo elegimos desde antes de nacer.
Vinimos sabiendo que veníamos a desaprender,
a experimentar, en el olvido de anteriores experiencias;
a "enmendarnos la plana" y superar la asignatura:
Encarnación: Planeta -Tierra /Presente -Temporal.
Ni eso sabíamos cuando llegamos.
Sospechábamos que algo no era como creímos.
Que, dentro del olvido, juegas con las palabras...
y no atinas.
Pura casualidad, crees que son las cosas:
Fatalidades o suertes, llamamos.
Y luego vemos todas las "causalidades" como un rosario interminable.
Recopilas los recuerdos como fotos y en cada una estás..."otro".
Ves aquello como un trozo de un retal de la vida,
ese lienzo en el que nos encontramos...tejiéndolo, y a la vez,
pintándolo en relieve.
Un cuadro tridimensional lleno de sensualidad,
porque aquí, son los sentidos básicos los que mandan.
Colores, sonidos, olores, sabores y texturas.
Todo, sin embargo, se almacena en nosotros,
cuando se graba con los sentimientos,
en un holograma de memorias, como una esfera compartida,
entre la glándula pineal y el corazón.
Una especie de ocho: "trazo infinito de la vida".
El amor da cuerpo al conjunto y nos permite movernos
por espacios y tiempos que nos rebasan.
Algo tan vasto que no cabe en una explicación
y que se resume en una chispita de Luz
que, no me vais a entender, pero es:
infinita.
Como es y soy ahora...y, como soy en otra parte,
con otras apariencias con las que, superficialmente,
parecemos extraños y, sin embargo,
somos hermanos.
Más aún, somos lo mismo.
Una familia que se ha desmembrado, porque
conviene que cada pizquita sea, en solitario,
algo triste, angustioso y manipulable.
Una pena milenaria...
(casi una eternidad humana)
El ser/estar...en un..."permanente carnaval".
En mi infancia iban con máscaras diciendo:
¡Que no me conoces!
Ahora no hace falta la máscara, viene de serie.
Y, no es necesario decir: ¡Que no me conoces!
Porque es cierto que nadie se conoce a sí mismo
y menos que pueda conocer al otro.
El arte del engaño permanente/profesional.
Todo son clichés y caricaturas grotescas en una película antigua
del Gordo y el Flaco.
Vuelves a casa, y vienes sin "el aquel", de haber encontrado eco
en algún ser donde resonar en un acorde de arte mayor.
La distorsión y la falta de armonía, desestructura,
el agua divina que somos,...en una sopa:
¿de "letras o ciencias" ? Turbia...
como el agua de un estanque, donde podría nacer
un precioso nenúfar:
El Amor incondicional.
Por: aroma, belleza, textura, silencio armonioso
y el eco de la miel del almendro...
Porque ya estarán en flor los almendros:
Ese precioso reloj de las estaciones.
Todo es vibración.
Por eso la escritura, al leer se convierte en música y
puedes llorar llegar a llorar...
porque el amor aflora en tus recuerdos y en esa pureza en tus lágrimas
cargadas de todos los sentidos que se amontonan
y brotan, dejándote sin aliento:
Parado en el tiempo, un instante
"intemporal y a la vez tan eterno"
como inolvidable.
© GatoFénix
