Hasta aquí hemos llegado juntos.
Nada puede decirse que asemeje esa vivencia.
Llevo pensando un buen rato...
Y no hay palabras que me puedan acercar.
Sesenta y tres mil veintinueve kilómetros.
Y todo fue cambiando...
y casi nadie se daba cuenta.
Todo como la ranita en el cuenco de agua tibia
recostada como en una suite de lujo.
Imagenes vienen y se solapan con otras
y nuevamente sale de la nada una visión.
Diría que parece un recuerdo
de algo que no ha pasado:
sí una locura.
Algo que nace de un discurso interior,
en palabras,
que luego devienen, en algo así,
como una imagen de luz...
y, como que le faltaran trozos, pero...
que se sobreentiende todo.
Es una melodía como esta de abajo de Adlan Cruz
Adlan Cruz, insuperable su discurso armónico. Gracias.
----------
Cuando una palabra incendia el corazón de otro hermano
se produce un milagro enorme.
De unas notas sueltas se forma un acorde y ya...
casi no es preciso articular palabra.
Cada viaje en moto es una partitura...
La ves, en el borde de la carretera, en el asfalto,
en el aroma del campo: Primavera de Vivaldi,
o... puede ser un otoño.
Las subidas y bajadas de repechos son arpegios,
cada frenada un pizzicato;
cada paisaje de agosto: un campo de girasoles.
Casi siempre solo, pero como si fuera en un tropel,
envolviéndome, a cada paso: juntos la moto y yo.
Sintiéndome uno con la vida,
como si volara con Aladino, deslizándome
en su alfombra mágica y con "su Genio" a mi lado.
Todo ha sido "un aparte" inexplicable: un regalo.
Sí. Fué un regalo de mi hija.
Un regalo que yo nunca hubiera adquirido...
pero ella sabía que eso era necesario y que yo lo merecía.
Ella creyó eso tan maravilloso, tanto
que ni yo mismo creía ese merecimiento...
Ahora, no sé qué pensará...
PANTA REI
Las cosas son cosas y pueden dejarse...
las experiencias y las sensaciones, nunca desaparecen.
Sólo un par de veces subió conmigo mi hija.
Ya no queda nada; pero nada se ha ido.
Algún día no estaré ni yo...
pero quedará este escrito del alma.
He tardado tres años, creo, en iniciarme en el desapego.
He perdido kilos y fuerzas físicas y de lo que haya ganado,
si lo hubiera hecho:
Dios dirá.
Desde mi primer triciclo tenía esta ilusión.
Subido en él sentía que era más liviano
y me pesaba menos el cuerpo y como que no tocaba el suelo.
Y eso, me hacía estar y sentirme bien.
Tengo el mismo corazón que entonces.
Aquel caballo con tres ruedas, que un día,
al frenarlo, deteniendo los pedales saltó el piñón.
Una cosa tan tonta que se arreglaba con una gota de estaño
y me costó unos buenos azotes y lo que es peor,
el sermón de que era un "destrozón" y
que arrinconaran el triciclo como un trasto inútil
en la cámara.
Ese día aprendí muchas cosas de mis padres.
Yo sabía cómo se podría arreglar, y era un niño.
Y me di cuenta que yo era "como de otro planeta".
Y lloré en silencio, no una barraquera como mi hermana.
Yo sólo suspiraba a veces,
en un llanto para adentro...
y casi no me atrevía a mirarlos a la cara,
porque no esperaba recibir nada bueno.
Y así fue.
Hoy he cerrado este capítulo de la BMW K1200GT.
Ya no tengo los campos que surqué, tan a mano;
y luego, tampoco un hogar al que volver a descansar.
Realmente todo es una ilusión.
En ese pensamiento existimos
aunque cada vez vemos más frágil la realidad de la mente.
Unas veces nos engañamos,
otras, nos dejamos engañar,
y las peores de todas es, comprobar que en la maldad
son todos expertos en la mentira y
el séptimo arte, ya es el primero y el más efectivo
para que nos alejemos de este corazón de niño
que "sabe", todo lo importante de la vida...
pero desde el principio lo han introducido,
"por su bien", dentro de la bañera tibia
con chuches y gominolas,
refrescos y helados...
Nunca saldrán, con vida, de esta noria.
Y eso de ir en moto...que ni se le ocurra
porque es muy muy peligroso
y contamina un disparate.
Mejor juegos de PC
que son muy "educativos".
El olor de las mieses en verano; de los pinos tras una lluvia;
de las hileras de lavanda con las abejas libando;
de los campos llenos de amapolas en primavera.
Viajar doscientos kms, de noche; con niebla cerrada, en esa sensación
de que eras un círculo de luz que se desplazaba en la carretera...
un diciembre de hace poco...
y sabiendo que ya no había hogar al que volver.
Solo
Todo eso se cierra hoy en el nombre de Dios.
Porque Él así lo ha querido.
Y yo, tan contento:
a Su servicio.
© GatoFénix
© GatoFénix (Foto secuencia)
