Ji-Hae Park: El violín y mi noche oscura del alma.
El ruido intenso, por las calles y los locales de ocio,
son de un silencio atronador.
Descoloca todos los vacíos que produce en mi
y no hallo una palabra: un pensamiento.
Porque pensamos en palabras
y te dejan sin vocabulario útil.
Y seguidamente te desconciertas.
Hasta caminando vas...
como dando traspiés de borracho,
porque te afecta al equilibrio.
Tampoco ves con nitidez, y todo...
incluso las gentes, se convierten en manchas.
Hay también un vacío de intenciones, tanto
que no es que camines, diría que es,
como una huida.
Buscas un refugio porque encuentras
que entre las luces de las farolas y las sombras
que te circundan, sabes que todo está destartalado
inarmónico, ajeno y triste.
La cobertura del manto del ruido de altavoces
como los golpes del mazo en las galeras romanas
donde los remeros, como Ben-Hur,
a golpe de tambor del Contramaestre
y a latigazos del ayudante...
pero todos, esclavos y amos.
con la adrenalina en los ojos,
con su propio tambor a cien
llenos de miedo
a la muerte.
Todo eso me iba alejando de la zona de ocio
en esa intemperie de verano
que nada tiene que ver
con tomar el fresco, al lado de tus amigos
o tus padres, pasándose el botijo blanco
con agua fresquita y sin otro sabor
que el de agua sin cloro, como de una fuente
entre unos riscos, en cuenca bajo el Puente San Pablo
o como el agua cristalina de un pozo con noria de cangilones,
que salía transparente y fresca con todo el Ki
de la Madre Tierra.
He tardado dos días en poder sentarme a escribir.
Acumulé las sensaciones
pero fui incapaz de concretarlas en palabras.
Era todo una metáfora difusa. Sí.
Era, como una estampa o un fotograma
de las cintas en las máquinas de cine de antiguamente.
Cines al aire libre
como ahora en las playas y que ya referí en otro escrito.
Todo eran fotogramas de esa cinta...
Pero diría que se encontraban muchos en negro
con "rayajos" blancos...
como cuando había un corte y un empalme burdo.
Poco color. Predomina el negro.
Casi no queda trozo de piel, virgen;
sin tatuajes.
El ser humano está en el "Cubo".
Cree que es lo que ha elegido.
Pero ha sido engañado.
Las riendas las llevan "los pensantes".
He vuelto a mi y me he visto a veces
caminando como un hámster dentro de una esfera
corriendo, para no llegar a ninguna parte,
y con la sensación humana de que era
más parecido a un toroide de energía,
en el que, a veces, hasta veía como colores
tal que en los chorritos de agua en una fuente
sobre el centro de una cuenca circular, de piedra.
ahora por ejemplo noto que estoy dentro de
una esfera preciosa, como de paragüitas de colores:
El corazón de Dios.
© GatoFénix
