Viaje a Lourdes: "El baño en la Pileta de Agua de la Virgen de Lourdes".
Pasamos a la antesala de la Pileta.
Había tres sillas y unas perchas,
enfrente, en el centro de la sala, una camilla,
en la camilla un enfermo muy joven;
a veces gritaba y aleteaba con los brazos,
al lado, unos voluntarios sonrientes,
le van quitando los zapatos.
Tampoco hablan español.
En gestos, me dicen que me quite las ropa,
a mi lado izquierdo, una silla vacía;
a su lado, mi compañero romano, él me lo dijo.
Él se queda en gayumbos,
Y es lo que yo decía:
Sólo le
falta al “rediario”, un tridente,
para entrar en la "arena del circo".
Yo llevaba puesto un bañador, como calzoncillos.
Esperamos.
En un letrero hay instrucciones,
hasta en castellano.
Son sugerencias:
oraciones,
invocaciones ad hoc.
Al voltearnos.
Frente a nosotros, clamado,
el joven paciente parece
un ángel lisiado, que su semidesnudez
deja ver una sonda en el vientre
y un cúmulo de infortunios,
en todo el cuerpo, que me entristecen,
y que pienso que son inmerecidos.
Ahora, 10 años después, sé
que todo es por algo y para algo.
(Aunque no lo entendamos casi nada)
Cuelgo mi ropa y entro en un despiste global.
Es un caos de sensaciones y sentimientos
que me hacen olvidar mis peticiones.
Hay Paz en este sitio...sagrado.
Mucha paz, todavía lo recuerdo fielmente.
(años después, en este momento)
No hay desesperación.
Ninguna.
Cero desesperación.
Es un camarote justo y lleno,
pero no agobia.
- "Más que pedir por mi,
he venido a dar las Gracias", pienso.
En mi, ya se produjo el milagro;
ahora vengo, a lavar los tejidos.
Es, la piel y las mucosas,
nuestro papel de regalo.
Un envoltorio frágil,
que a veces no apreciamos.
El tiempo y las secuelas
de los males nos estampan:
Máculas,
rugosidades y rotos.
Rotos o descosidos del traje,
que luego...
hay que volver a remendar.
- “No hay puntada sin hilo” que de El Señor.
Y en el zurcido... ya hay milagro.
Aunque nos sorprendamos más
de un nuevo talón zurcido, en unos calcetines
de hilo, reparado por las Carmelitas.
Me avisan.
Me levanto.
Me dirijo a la cortina, y
ante mi, la bañera de granito.
Me desnudo tras una gran sábana blanca
y me la ciñen como una falda.
Está mojada y parece de lino.
Dos hombres, uno a cada lado,
me cogen de los brazos;
Desciendo tres escalones.
Frente a mí, una imagen de la Inmaculada Concepción.
Parece fluorescente, como la de mi infancia.
La que me trajo mi madre cuando volvió de aquí...
Me sueltan los brazos.
Junto las palmas de mis manos, en mudra de oración
e inclino la cabeza unos instantes.
Vuelven a tomarme por los brazos;
me sientan y me levantan;
Me sujetan.
Doy gracias a Dios.
Vuelta.
Y me ayudan a salir de la bendita pileta.
Una vez fuera, me desatan la sábana.
Me pongo el bañador y salgo.
Pregunto por una toalla para secarme.
No hay.
Ellos, ya están a otra cosa,
siempre sonriendo amablemente.
Para nada estúpidos;
Francamente bondadosos.
Empapado como estoy, me visto.
El agua estaba a 17 grados,
sin embargo, no siento frío;
Tampoco tengo sensación de humedad.
Me toco sobre la ropa
y me extraña esa sensación...
que no puedo contaros:
La de estar como seco, sabiendo que estoy mojado,
Y, desde luego, sin frío alguno.
Me reverbera la piel de todo el cuerpo.
Camino despacio al exterior.
Salgo del cobertizo hacia el sol,
que se asoma entre las nubes.
No tengo palabras.
Inspiro por la nariz como si nunca lo hubiera hecho.
como cuando un bebé arranca a llorar al nacer.
Ando confuso... hasta que,
mi mujer y mi hija,
me encuentran.
Ellas venían del baño de las mujeres,
Yo iba, a llamarla al móvil
y antes de descolgar…
oigo que me llaman: ¡Guille!.
Y me abrazan.
No sé porqué tengo que recordarlo hoy.
con esta luna llena que ni quiero asomarme
a ver.
Ella dice que ha llorado un poco.
- Yo, en algún momento,
sólo hice pucheros,
pero me sobrepuse - le digo.
- ¿Es de emoción?- dice que le dijo otra mujer.
Y ella, afirma con la cabeza.
Están muy guapas las dos.
Radiantes.
Hay una luz especial y algo
que no he visto, ni sentido
en otra parte.
Ahora creo que es...
como si me sintiera en otra dimensión
llena de una Luz que, sin deslumbrar,
cambia el aspecto de las cosas y de las personas.
Te sientes unido a los demás, lejos de las teorías.
Con el corazón más grande...enorme...enorme...enorme.
Y te sale una sonrisa que nunca he vuelto a tener en la cara.
© GatoFénix
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Tipos_de_gladiadores#Retiarius