Amor incomprensible e incomprendido. ¡Vive Dios! Fractal natural de luz que dibuja el contorno de las cosas.
Caballo con forma de dragón, que, a su grupa, salí del polvo de la tierra y viajé tan lejos que nunca los bordes de las nubes escribieron algo tan bello. Amor incomprendido, que quiso porque quiso, regalarme en un trozo de la vida, O Dios… ¿Quién lo puede saber? Pero todo tiene un tiempo, yo no lo creía. No podía creerlo. Porque una cualidad del amor es la ingenuidad: clave para la felicidad.
Y la vida propia de las cosas, por alguna extraña levadura madre, fermentó.
Se horneaba tan lentamente (Pensaba que no subiría) Pero un día... ya todo era diferente.
La vida es puro cambio y dicen..
“Que al que cuece y amasa…”
Y aquí estoy entre cacharros de cocina,todos los días…
me faltaría hacerlo.
Otro aprendizaje. Cualquier primorosa creación de las nubes Desaparece y muta en otra cosa. (Somos menos que nubes)
Apenas somos nada… Y sobre todo: un misterio, con cara de bollo suizo. Luego nos dicen "que somos tristes";
"que somos otros"; Que ya es gordo, que seamos los últimos en enterarnos.
Todos saben más de nosotros mismos
que nosotros.
Podemos escribir todavía, eso sí,
sin saber hasta cuando.
Hasta les molesta nuestro silencio;
Y nos lo reprochan.
Porque sabemos, cada día mas,
que es nuestra única posesión.
De ahí que estas letras sean, salvando el abismo:
“sonidos del silencio interior”
Envuelto en el amor, que nos protege siempre.
Y vivimos (plural mayestático) sin hacer ruido hasta que desaparezcamos, cuando y como Dios quiera.