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22 marzo 2022

190 - Labios de papel "pinocho".

 



Ese papel pinocho, 
como la piel de labios resecos y descoloridos 
por la enfermedad,
 o el tiempo.

Con ese papel pinocho 
nos hicieron 
apartarnos de las flores de verdad.

Flores momificadas,
inodoras e insípidas,
en ramos perennes y en floreros de Duralex,
sobre altares de yeso y purpurina...
adornando imágenes siesas, o blandas; 
de piel de cara y manos,
 opacas.

Tardes de trabajos manuales,
 cutres y deslucidos.

Tardes hechas de retales
como este recuerdo
de papel pinocho...
sin una amapola 
en el verso;
como recibir las "buenas noches"
sin el beso,
(no con el emoji de wasap)

© GatoFénix



189 - Las gracias por un abrazo Yin



Un abrazo de mujer, recuerdo;
desconcertado, un momento
expuesto a la pura energía femenina.

La puedo comparar a la vibración que irradia
una olla de barro con agua
para añadir al guiso del puchero
junto a los rescoldos, al pie
de las trébedes de hierro.
Me sentí dentro de una esfera;
Calor que no quema;
que huele a Heno de Pravia
y Eau de Lancôme.

Era por esta época, invierno,
tal vez antes de vacaciones.
Una despedida en un anochecer temprano
en los Soportales de la Plaza Mayor de Ciudad Real,
junto a la papelería Aspa, de toda la vida.
Era un Ciudad Real inhóspito,
pueblerino, oscuro y cutre
bajo el sayal del Obispo-Prior
de las órdenes militares de Santiago,
Calatrava, Alcántara y Montesa.

Un casto abrazo a un bisoño estudiante
inexperto, lúcido e infantil
plagado de complejos y falto
de las más mínimas habilidades sociales
- que se diría ahora -
inmerso, de sopetón,
en el sopor del desconcierto.

Esa noche se abrió una entrada
en el diccionario de sensaciones
ocupando un espacio preferente
en el boot de entrada de mi disco duro.

Poco importa el paso del tiempo,
de tanto tiempo.
De un tiempo que, a veces,
parece que no ha pasado.

Esa noche descubrí, por suerte,
que hay algo en la vida de un hombre
que merece la pena sentirse.
Un abrazo de mujer, que
sin mediar palabra,
me dijo todo lo importante.
Todo lo que tardé años en entender,
sin miedo a equivocarme.

Un regalo que hasta el día de hoy
no había agradecido.
Estas letras son
mis torpes y tardías: “Gracias”

No recuerdo exactamente su nombre
era una compañera de clase,
parece increíble y a la vez
imperdonable. Pero así es.

Tenía el pelo negro,
lacio cubriendo sus hombros;
todavía está sobre mis manos
su brillo y su textura;
los ojos verdes, luminosos
y muy grandes.
Era prudente y callada, como yo,
también tímida y …
Poco más sé.

Desde aquí,
subido en este tejado virtual,
sabiendo lo improbable que es
que me lea,
le envío mi profundo agradecimiento
por regalarme el aroma sutil
de su energía Yin de mujer,
en un abrazo sin beso
que supo enlazar el tiempo
para dejarlo permanentemente
prendido en la nada.

Benditas las mujeres
que nos transmiten este don indeleble.

Por localizarlo en la línea del tiempo, creo que fue
cerca de lo de Carrero Blanco(1).
Verdaderamente entonces,
por donde aquello fue,
casi todo, era…
en Blanco y Negro en España.

© GatoFénix





1) Carrero Blanco fue asesinado el 20 de diciembre de 1973 en Madrid.

188 - En el Enterprise...de viaje.



Publicado el 10-12-2011 23:48

El día después de la Inmaculada, volví a "boxes".
Parece que a estos años, a la más pequeña oportunidad,
se introducen en tu cuerpo por los atrases para controlar
el colector de escape.
En esas estaba esa mañana con el sopor de la anestesia.
Terminado el acto médico, avisan a mi esposa.
Ella ,según cuenta pasó, y a mi lado me dijo:
- ¿Cómo estás, Guille? - que así me llama cariñosamente.
- "...Uuuhmg. Estoy en el Enterprice..."
Una pausa y sigo hablando, y que yo no recuerdo,
- "Ahora sé dónde ha estado Zapatero estos años".
Y no dije nada más en bastantes minutos...
hasta que desperté del viaje.
El tiempo había dejado de existir por un tiempo.
O tal vez yo tampoco existía como tal.
Ciertamente, estuve fuera del cuerpo
y no recuerdo nada de nada.
Parece que en esta historia, recorren con algo, que no se decir,
los veinticinco metros de alcantarilla con una cámara
para un documental a color.
Gracias a Dios, los decorados estaban bien.
No había desperfectos a pesar de los años
de uso.
- ¡Todo perfecto! - dijo el doctor.

Volví al cuerpo despacio.
Estaba como un cuatro.
Tumbado del costado, con una vía en la mano derecha,
detrás de unas bambalinas de dos hojas.

Ya veo a mi mujer y empiezo a oír a lo lejos,
pero no puedo moverme casi.
Poco a poco, siento las manos y el cuerpo superior.
Más tarde los pies y las rodillas...
Un rosario de sensaciones conscientes se agolpan.
Una vuelta a esta vida, al fin y al cabo, gozosa.
Tiene sus vericuetos "este otro sueño", pero si hay amor,
todo se sobrelleva.

Después del ayuno y la limpieza
sabe mejor un poco de jamón,
con tomate y aceite de oliva,
en una rebanada de pan de centeno...
un beso sabe a queso de tetilla con miel
y todo lo demás, te hace sentir el calor de la vida
con el sabor salado del mar
y el intenso aroma del café con canela.

Todavía se están riendo de lo que dije, dormido,
allí en el quirófano de la segunda. (2ª Planta del hospital)
Pero...digo yo, si el chute que me pusieron.
era como el suero de la verdad,
más lo que me metieran por donde no os explico,
lo que dije...
debía de ser verdad ¿no?
Y si no, lo primero, desde luego, lo segundo.
Es lo menos.

© GatoFénix  
(contando cosas serias desde la paz y la sonrisa)

187 - El Divino ArcoIris

 



Puede existir un algo posado en las cuerdas intangibles de un ArcoIris.
Yo sé que sí, 
aunque sé que me dicen que es mentira.
Que en el amor verdadero,
 casi nada se admite como cierto.
De hecho casi nadie lo ha vivido,
por lo mismo.
Algo intangible por la gracia de la luz del Sol,
todos saben que no puede sostener el peso de una caricia,
ni la de un beso, si me apuras...
hasta una mirada tuya podría hacer ver que no puede
con tanto peso.
Sin embargo, estuvimos los dos
encaramados en él, un tiempo fugaz, como una tarde
que no se podría detener en su caída
y el velo de la noche, al cabo,
 todo lo eclipsó.
Podría seguir lloviendo
pero ya no había luz
porque el peso del Sol había terminado de bajar
y quedó todo en un sueño, largo e inolvidable.
Y ese sueño anda posado como un colorín
justo encima de todos los Arcoíris de nuestra vida.
Y nadie me puede decir lo contrario,
porque comprendo que hay cosas
que sólo ven las personas enamoradas
porque Dios les regala 
otros ojos que no son de este mundo
y así pueden vislumbrar, qué es ver de una manera mágica,
que el Cielo puede estar en la Tierra
en un tiempo que no se puede medir y de una forma
que yo no sé contar,
pero siento que lo entiendes.
Eres afortunado o afortunada.
Agradécelo.

© GatoFénix




 

186 - Cavilaciones en ruta



Publicado el 06-12-2011 14:26

Como hay de todo en la vida, hay días como hoy.
Días que sale uno a caballo "pero en turbio"
como si tuvieras miedo y todo te agobiara.
Días de frío, entre cuatro y nueve grados,
en los que vas levantando la niebla
como si fuera un edredón húmedo y liviano.
Días de no encontrar el sitio, ni la marcha,
"encodrijado" sobre la grupa
viendo cómo las nubes, como "humo indio"
haciendo señales; huyendo, al despegar del suelo,
a enmarañarse en las copas de los pinos y subir
como vaho de la nariz del tiro del carro del Sol naciente,
y desaparecer.

El frío lo hace todo más lento.
La luz se convierte en nada
y pareces pilotar en el túnel de diciembre;
de un diciembre que empieza con Adviento
y presagia una larga travesía propiciatoria,
como un sacrificio de unos apóstatas,
empeñados, desde su incredulidad, en sumergirnos
en un Purgatorio, creo, inmerecido, por el capricho
de una entelequia fraguada en el limbo,
y no precisamente el limbo de los justos.

A medio camino, estaba más en las letras
- de banco - que en los arreos de la moto.
Curveaba encantado pero como ausente.
A ratos las imágenes del cielo se me antojaban fascinantes,
cuando, en algún lugar, el azul se veía limpio,
y aunque os parezca una tontería...,
transparente.

Parecía cristal sólido, a la vez, inexistente.
En determinados giros se me enfrentaba el Sol
y molestaba su contraluz como en los atardeceres,
porque ya se sabe que por estas fechas
casi no levanta el vuelo y a las doce
no está sobre nuestra cabeza sino frente a ella.
El suelo escarchado deja paso a las humedades
y con ellas al "mosqueo".

Tiempos inciertos de entumecimiento.
Tiempos de volver al agua caliente
y a un caldo de Cocido madrileño,
en nuestra casa,
al lado de los nuestros,
frente a un hogar encendido.

© GatoFénix 
 

Parece que interesa.

355 - El que tenga ojos para ver... "Auroras Boreales Realmente".

  S. Mateo 13:9-16 RVR1960 El que tiene oídos para oír, oiga. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas ...