No quiero ser *inofortuno…Publicado el 13-06-2011
Ya sé que irrumpir así
justo cuando, a lo mejor, no toca,
inmerso en una audición retrospectiva
de Leonard Cohen,
con ese cobertor que es la noche…
No quiero ser *inofortuno.
Venir con el petate de mis cosas
a tu casa, sin excusa alguna,
no tiene perdón de Dios.
A quién puede importar mis pensamientos:
ese discurso interno con “pase per nocta”;
Cada cual, tiene bastante con lo suyo
y con los suyos. Que,
cómo puede hacer tanto una "ese" final.
Escucho a Cohen, aprovechando eventos
por su reconocimiento tardío a mi entender
y viajo;
de viaje como esta mañana en mi moto,
a treinta años por hora hacia el Sol presente...
Pasando la mirada como una brocha
por el espejo retrovisor donde las arrugas se alisan.
Así, a diestra y siniestra, mirando de soslayo,
de hito en hito, el horizonte cambiante
por retorcidas sendas o el camino andado,
la huída de Horche en los atrases,
encaramado en una loma fisgona
flotando en un olor intenso a jara.
La frialdad del cristal del recuerdo
estremece como una mandolina enamorada
con un puñado de cuerdas por tocar
y un manojo de "tequieros" en una mañana
repleta de largos y frescos besos...
Por eso, por todo eso
no quiero ser *inofortuno.
El tiempo de "caer de la higuera"
es un tiempo afortunado.
Juventud; miel sobre hojuelas.
Y el corazón a galope tendido.
Tendido, o de pie, en la vieja K100
o en el asiento de atrás de un coche.
A galope tendido
lleno de versos y cubierto de besos,
miles de caracoles tibios recorriendo el cuerpo
hasta el escalofrío...
Tiempos de Aleluya
como para no despertar del sueño.
Racimos de notas robadas,
vendimiadas a dos manos entre las pámpanas
de un teclado, por un loco poseso de viento
y de rayos de arco iris.
Otro hombre ahogando a quejidos una armónica
y una guitarra calada hasta los huesos
marcando nuestros pasos
hacia el fondo vacío del hombre,
la soledad y el amor,
llenándolo todo de música...
y poesía.
Pichicato de unas caderas desnudas.
Mandolina oriental al fondo.
Anacrónico espectáculo
en tiempos ajenos, alienantes y desafortunados.
Lo nuevo de ayer sigue siendo nuevo.
"La cosa intemporal" que te deja muerto
y te aleja del cutrerío concomitante del presente.
Estamos en tiempos imperdonables.
Hombres que niegan evidencias:
camino de la locura.
La locura del odio:
reverso tenebroso del amor
hasta el esperpento del sin sentido.
Insisto…
No quiero ser *inofortuno pero
desafortunadamente, ver,
es lo que tiene.
Oír y callar:
lo que conviene.
© GatoFénix – No queriendo ser *inofortuno…
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