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23 junio 2022

227 - Viva la madre que me parió. ¡Gracias, mamá!

Mis padres en su boda

 

Una cosa así fue lo de ayer, pero a pie hacia Tejadillos

Hoy quiero gritar a los cuatro vientos:
¡Viva la madre que me parió! ¡Gracias, mamá!
En estos momentos finales del parto,
en aquel Hospital Provincial de la Beneficencia, 
en mi querida Cuenca;
estabas, "casi en las últimas"...porque la vida y la muerte
nunca están tan cerca como en ese momento del parto.

Me contó el Papá que, tal como ayer,
viniste conmigo, en tu sagrado vientre, caminando 
15 kilómetros, al lado de la borriquilla del Tío Pedro y la Tía Jesusa
(nunca más he conocido a nadie con ese nombre) 
donde llevabas esa "canastilla que preparaste" y tus cosas
en dos serones de esparto
Se la habían dejado para que si podía subiera en ella,
menuda era mi madre de miedosa : "Y que pasara algo". 
Era el trayecto obligado desde Zafrilla para coger "la pava"
(un autocar que luego padecí para ir a Cuenca a 80 kilómetros,
que olía más a Diesel, dentro que fuera, 
y pillábamos un dolor de cabeza de morir)
En esos 15 kilómetros, relataba mi padre, 
con "el poco tacto que lo caracterizó siempre",
que tenía que sentarse, mi madre, cada pocos metros
porque no podía más.
Y lo decía sin ningún cariño sin ninguna sensibilidad.
Tildándola de blanda.
Así, contado cientos de veces como una gracia de las suyas.
Y mi madre sólo decía:
"José María ¡Qué sabrás tú!" 
A lo que él ni se daba por aludido, satisfecho de su intervención "estelar".
Yo eso lo recuerdo con amargura, a mis pocos años
y sin saber nada de lo poco que ahora sé.
Pero no lo he olvidado y tal cual; lo cuento.
Mi madre ya tenía 27 años recién cumplidos,
se casó cuando pudo, porque la guerra y las circunstancias
hicieron que se hiciera novia al llegar a Zafrilla como Maestra de las niñas
y allí encontró la oportunidad  al encontrar a D. José María el Maestro de los niños.
Se casaron en septiembre.
Y a los nueve meses justos estaba, el que esto escribe, naciendo:
tal como hoy, día 23 de junio a las 6 de la mañana.
Naciendo con el Sol.
¡Gracias Mamá!
Después de ese penoso y a la vez saludable paseo de 15 kilómetros,
con las temperaturas propias del verano recién estrenado.
Todo fue bien en el parto, y a los pocos días me bautizaron en una Ceremonia
propia de los Hijos del los Reyes, porque el tío Fernando, hermano de mi abuela,
era Canónigo de la Catedral de Cuenca y se encargó de ello.
Desde entonces mi padre me llamó:
 "El Príncipe Heredero",
 y se sonreía torciendo la boca.
Yo no entendía nada. No me gustaba, y me sentía incómodo.
Me Ofrecieron a la Virgen de la Luz en ese Ritual.
Ritual que desconozco, pero sí que siento,
que me marcó positivamente en mi vida.
Porque aquel Sagrado Manto de la Virgen de tez negra,
me sigue protegiendo.
Me pusieron por nombre José María, como mi padre y como mi abuelo paterno.


Iglesia de la Virgen de la Luz, al lado de donde se apareció.




Sólo me queda gritar, a los cuatro vientos, que nacer es un regalo,
que sólo entendemos cuando asumimos que
 en este "Rosario de Encarnaciones" cada una es única y a la vez,
otra nueva oportunidad de experimentar en la Tierra,
 con "este cuerpo serrano", perecedero, sí,
 pero a la vez, tan valioso, porque es el "continente"
de un mundo infinito y eterno lleno de oportunidades,
en el que verdaderamente somos todos "ese Príncipe Heredero"
del Reino de los Cielos, que es...
mucho más de lo que nos podamos imaginar
en esta "cabeza de chorlito" en la que sólo cabe "la mente y el miedo"
y ni sabe ni entiende del amor que nuestro Padre Dios nos tiene;
porque, verdaderamente, somos todos, una "Chispita de Él"
Como dioses en periodo de formación, desarrollo y expansión.
Todo eso siento en este cumpleaños tan hermoso,
porque cada vez soy más consciente 
de las Cosas que de Verdad 
son eternas; como el Amor:
la esencia de Todo.
No os digo "la verdadera edad" que tiene mi Ser, porque no la sé, pero intuyo,
que puede que rebase los tres mil años, como cualquiera de vosotros; 
pero pido a Nuestro Padre Madre Dios
que aquí me tenga una y otra vez, a Su Servicio y como sea Su Voluntad, 
hasta que cumpla la Sagrada Misión en este Tiempo difícil
que me ha traído a la Tierra;
me mantiene, con un corazón eternamente joven y bendecido, 
para poderos servir a todos (que somos uno con Dios)
y en la medida de mis posibilidades, y vuestro deseos.
Namasté

© GatoFénix











Parece que interesa.

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