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Sólo con vivir el presente ya hay tarea.
Vivimos "a caballo del tiempo": un pie en el ahora...
y el otro vaya usted a saber cuándo...
y dónde.
y el otro vaya usted a saber cuándo...
y dónde.
Es este momento, en una celda monacal, frente al plasma
donde realmente estoy y en donde soy en el ahora;
y las manos en un teclado sencillo
dando pequeños saltos sobre las teclas...
y la cabeza va y viene, como por un tubo de cristal
viajando de dentro hacia fuera, de arriba abajo,
con una gran velocidad, seleccionando,
apoyando, en los otros sentidos, los pies invisibles
de los pensamientos, que son verdaderos hologramas,
que se relacionan por cosas nimias pero esenciales
para tejer una madeja, como "una tela de araña",
o una red, donde ella misma es el anzuelo
que alimenta a mis amigos, al otro lado...
supongo que de algún sitio que no existe
para los ojos, pero ...
que es tan consistente como para mantenerme de pie,
firmemente en algo, que, a la vez siento como un todo...
dentro de otro Todo.
Tan así, que no hay nada fuera de Él.
Y por eso estoy ahora con vosotros,
sin ninguna distancia ni diferencia.
Lo cual sólo el pensamiento puede maravillarse,
porque piensa y luego existe y conoce que
lo dicho es válido en este ahora y
en todos los "ahoras" que podamos imaginar.
Es "como en una mudanza".
Las cosas cambian:
de lugar,
de espacio,
de realidad,
(incluso, desapareciendo alguna "cosa")
mantienen un hilo conductor, sólido pero invisible,
que configura todas las realidades
en diferentes espacios o tiempos;
pero con algo que no sé explicar,
pero que me entenderéis si digo: "Que es siempre
como si fuera nuestra segunda piel":
Una extensión de nuestro Ser,
que básicamente no es nada, aislado;
porque no existe fuera de aquello,
que llamamos: Todo.
Y que sé que lo soy,
aunque no lo entienda en esta "Dimensión".
Y... notas,
como una gran felicidad dentro;
(sumido en un gran desconcierto)
...pura armonía Divina.
Y te sonríes, como si fueras bobo.
Un 22 de mayo, Santa Rita de Casia
© GatoFénix
