Un día...
de los muchos días que forman "el rosario de la vida".
Con sus misterios: Gozosos, de Dolor y de Gloria.
Son rachas o temporadas en las que ves,
en ese sentido de "ver" tan hondo
que no alcanzan las palabras a conformar.
Porque es un confuso cuadro de claridades.
El día es hoy y es el lienzo.
Pero todo el fondo lo configuran
vibraciones de evidencias, de esas,
que nunca alcanzaste a plasmar.
Eran realidades evanescentes y, a la vez,
llenas de claridad y de sentido.
Cosas de cuando era niño,
que formaron una biblioteca, de volúmenes,
llenos de imágenes, de conceptos y de experiencias,
que concluyeron en un almacén de cosas
que me hicieron distinto, silencioso,
triste y locuaz, bueno triste y ajeno...
como de no haber nacido de madre humana
y como de no ser sino un extraño...
en tierra extranjera...
que "veía" por debajo de las cosas y
dentro de las personas,
anticipando y sintiendo sus miedos sus tristezas
y "haciéndome cargo de todo" en ellos y...
dejando para luego, que no es en ni ahora,
ya en ese otoño de mi vida.
El de esta, de hoy, de ahora que sé que es la última,
pero que no sabría decir todo lo que haya visto.
Pienso que he debido sufrir siempre mucho,
y eso no lo entiendo.
No quiero cargarme más, porque pienso
que como todo es por algo...si no se entiende,
"Tenemos un problema, amigo Sancho".
Ayer leía despacio y rápido y despacio...
llenos de lágrimas los ojos,
como si estuviera allí junto a Yhosep
ya en su última madrugada...
Oraba al Padre repitiendo las palabras de Yhasua,
con el amanecer en sus ojos.
Consciente, lúcido junto a Yhasua y Myriam...
espiró dejando sus ojos abiertos
reflejando en su pupila el dorado Sol
que entraba por la ventana.
Veía el lugar y me sentía allí mismo.
Casi dejé de respirar un momento.
Me quedo "ahito" como inerme...
fascinado de "ese momento"
© GatoFénix
Canto a S. José
